El papel de la espiritualidad en la mejora de la salud mental

Apaga el despertador. Escucha las noticias. Lee los diecisiete grupos de WhatsApp. Revisa la inacabable bandeja de entrada de Gmail. Dale me gusta a las fotos de amigos con quienes no hablas. Toma tres diferentes medios de transporte para volver a casa. Ve la última serie de moda en Netflix. Prueba las hamburguesas de la esquina. Juega una partida en Vulkan Casino. Haz ejercicio. Limpia tu cuarto. Duerme ocho horas. Repite.

El ritmo de vida del siglo XXI es realmente frenético. Las posibilidades se dilatan y el tiempo se contrae y cada vez es más difícil encontrar el espacio y el tiempo para detenerse a respirar. No es difícil deducir el efecto pernicioso que este frenesí contemporáneo está teniendo en la salud mental de todos.

Los desórdenes mentales más comunes son la depresión y la ansiedad. Estos afectan a más del 10% de personas y se estima que las horas de productividad perdidas por sus efectos le cuestan un billón de dólares a la economía mundial cada año.

La pandemia silenciosa

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2022) los trastornos psiquiátricos y el abuso de sustancias han aumentado en un 13% en la última década. Este fenómeno está presente en todos los países y responde directamente a la urbanización y digitalización acelerada de los años recientes.

Los desórdenes mentales más comunes son la depresión y la ansiedad. Estos afectan a más del 10% de personas y se estima que las horas de productividad perdidas por sus efectos le cuestan un billón de dólares a la economía mundial cada año. Esto es un millón de millones de dólares. Más que el Producto Interno Bruto de la mayoría de naciones.

Diversos estudios científicos han encontrado una correlación positiva entre la espiritualidad y las sensaciones de bienestar mental, paz interior y tranquilidad. Adoptar creencias espirituales de alguna tradición cultural es recomendable como fuente de bienestar sicológico.

De vuelta a la Tierra

El homo sapiens pasó más de 200.000 años rondando por la Tierra antes de que llegara la revolución industrial en el siglo XIX. Durante los últimos 150 años la tecnología y la ciencia han progresado cada vez más rápido, en especial desde la explosión de la computación y la masificación del internet en las últimas tres décadas.

Nuestra manera moderna de vivir no lleva más que un instante cuando se ve desde una perspectiva cósmica. No es descabellado pensar que nuestra biología aún no se ha adaptado por completo a este estilo de vida sin descanso. Muchas personas han comenzado a notar esto y a buscar una guía en las enseñanzas tradicionales.

Probablemente, la espiritualidad es tan vieja como la conciencia. La capacidad de observación crítica y de abstracción del humano lo bendice y lo condena a indagar sobre el significado de todo. Sobre el sentido de la vida, si acaso lo tiene-Sobre la trascendencia más allá de lo terrenal.

Todas las culturas han concebido sus propias ideas espirituales. Muchas veces se entrelazan con las creencias religiosas, pero siempre las rebasan. La espiritualidad lidia con la esencia más profunda e irrevocable del hombre, con los valores internos que rigen su vida (Wikipedia, 2023).

El entendimiento científico del origen de nuestro universo ha reemplazado en la mente de muchas a las cosmogonías clásicas y la religión organizada está en decadencia. Aun así, las angustias humanas sobrepasan lo material y la búsqueda espiritual sigue brindando sosiego a millones de personas a lo largo del planeta.

Psicólogos y psiquiatras apunta a que los trastornos mentales no solo son causados por factores biológicos sino también por condiciones sociales y psicológicas en las que se desarrolla la vida del individuo.

La espiritualidad como fuente de bienestar psicológico

Diversos estudios científicos han encontrado una correlación positiva entre la espiritualidad y las sensaciones de bienestar mental, paz interior y tranquilidad. También parece tener una influencia benévola sobre la salud física y la longevidad. Las personas con creencias espirituales o religiosas presentan menores tasas de ansiedad, depresión y suicidio (Forbes, 2019).

El consenso de los psicólogos y psiquiatras contemporáneos apunta a que los trastornos mentales no solo son causados por factores biológicos como deficiencias hormonales o desbalances de neurotransmisores. También influyen las condiciones sociales y psicológicas en las que se desarrolla la vida del individuo.

La incertidumbre produce mucha ansiedad. Al ser imposible dar una respuesta concluyente a las interrogantes metafísicas, cavilar en exceso acerca de estas cuestiones puede producir un fuerte desasosiego. Normalmente se usa la expresión crisis existencial para referirse a esto.

Contar con una comunidad de personas en las que confiar también puede ayudar a enfrentar las complicaciones cotidianas que surjan. Esto garantiza que tendremos acceso a un sistema de apoyo para buscar solucionar nuestros problemas.

La espiritualidad: ¿una posibilidad para la paz?

Una manera de solventar esta inquietud es adoptando las creencias espirituales de alguna tradición cultural o buscando verdades propias a partir de sus principios. Con esto no se busca encontrar una verdad medible, sino una guía. Un salvavidas al cual aferrarse cuando la vida nos azote y comencemos a dudar sobre su valía.

Esta forma de ver el mundo puede ayudar a infundir seguridad y ánimo a las personas, reduciendo así los niveles de ansiedad y las tendencias depresivas. Esto se logra a través de una serie de herramientas como la meditación, la oración y las prácticas de gratitud.

Muchas tradiciones espirituales presentan otro elemento beneficioso para la salud mental en la interacción social. Al compartir creencias con un grupo cercano de individuos con los que sentimos un vínculo emocional satisfacemos nuestras necesidades sociales.

Refugiarse en el otro: una alternativa necesaria

Contar con una comunidad de personas en las que confiar también puede ayudar a enfrentar las complicaciones cotidianas que surjan. Esto garantiza que tendremos acceso a un sistema de apoyo y a interlocutores con los que desahogarnos y buscarle soluciones a nuestros problemas.

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