Marcelo Lagos: «El próximo gran terremoto puede ser desde Pichilemu al norte o de Tirúa al sur»

Como líder del Laboratorio de Investigación de Tsunamis del Instituto de Geografía de la Universidad Católica, Marcelo Lagos —licenciado en Geografía, 1996, PUC; doctor en Ciencias Ambientales, 2009, Universidad de Concepción— tomó la decisión de ir más allá de la academia tras el terremoto y tsunami de 2010: “Era tal el nivel de incertidumbre en la población y en la autoridad —de ahí el mal manejo de la emergencia— que decidí dar un paso y asumir mi rol de compartir conocimiento con la gente. Me pregunté: ¿cómo lo hago? ¿Corro desnudo por la Alameda, como Forrest Gump, me pongo mi gorro y todos me van a seguir? ¿O doy charlas por todo Chile —como de hecho lo hago— o sencillamente uso el cuarto poder? Independiente de eso, la gente no anda leyendo los libros que hacemos —como Terremotos y Tsunamis en Chile— ni mis papers sobre ondas, rugosidad, etc. Entonces, gracias a la televisión he logrado llegar a mucha gente”. Sin embargo, su diagnóstico es categórico: los esfuerzos del Estado para garantizar seguridad a las personas siguen siendo insuficientes. Da como ejemplo que en la zona afectada por el megaterremoto de Valdivia de 1960 “empiezas a ver asentamientos humanos y señales de urbanización en lugares en que el tsunami arrasó con pueblos completos. Eso te confirma lo rápido que olvidamos como sociedad”.

Gracias a tu iniciativa, la ciudadanía conoce más de este tipo de fenómenos.
— Bueno, empecé a explicar y todos comenzaron a llamarme, ¡todos! Y hoy tengo un compromiso con los medios de comunicación: si uno me contacta en un momento de contingencia, yo respondo. Doy la cara y explico sobre temas que con propiedad domino. La gente que toma decisiones en el manejo de emergencias ve televisión, y si puedo aprovecharla para que me vea todo el mundo, lo voy a hacer. Es simple: a diferencia de un paper científico que solo lo leen unas pocas personas, en cinco minutos en un matinal me ven 5 millones. Yo siento que la gente sabe un poquito más y que yo he aportado. Y eso lo valoro y lo pondero y no me interesa ser el Robin Hood de los tsunamis. Es mi deber. Porque soy chileno, porque trabajo en esto, porque sé y lo puedo hacer.

Lagos no para: asesora al Ministerio de Vivienda y Urbanismo en la reconstrucción del borde costero postmaremoto e integra el comité de expertos de asesores del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) en manejo del riesgo de tsunamis. También participa en estudios de riesgo de localidades como Maullín, Lebu, Penco, Constitución, Dichato, Llico, Tubul, Valparaíso, La Serena, Antofagasta, Iquique y Arica.

Cuando hay un terremoto con riesgo de tsunami tú agarras tus equipos y partes al tiro.
— Inmediatamente me autoconvoco: ocurre un terremoto importante, en cualquier parte del mundo y ahí estoy. Después veo si hay plata, si hay apoyo logístico, etc. Por ejemplo, para el tsunami de Japón, en febrero de 2011, estuvimos trabajando antes del tsunami. El 11 de marzo vino el gigante en Tohoku y tuvimos que volver inmediatamente. Hicimos un documental que se puede ver en YouTube, La Furia de un Gigante, que TVN lo pasó en Informe Especial porque no tenía donde meterlo. Nunca había tenido algo tan increíble… aunque lo diga yo.

Pero cada vez que tiembla fuerte —a menudo en Chile— en cada canal de TV abierta aparece un experto opinando.
— Cuando hay terremotos o tsunamis aparecen 10 mil expertos en la tele. Pero donde las papas queman los que están son los que hacen la pega. En el 8.2 no había nadie, nadie. Mira esa foto (muestra una imagen de la desembocadura del río Camarones). Falta Godzilla no más ahí. Los únicos tipos trabajando. No paraba de temblar. ¡Filete!

A pesar de todo el conocimiento científico y el trabajo de expertos como tú, mucha gente es víctima de sismos y tsunamis.
— Hay algo que está mal y hay que repensar lo que se está haciendo. El desconocimiento de estos eventos rige el destino del mundo. Yo quiero publicar manuales metodológicos para que quienes deseen estudiar el riesgo de tsunamis lo hagan con propiedad.

¿Cuál es el terremoto más grande que has vivido?
— El de 2010. Estábamos trabajando en Ancud, en el río Pudeto, buscando evidencias del tsunami de 1 837 y por temas logísticos se terminó el terreno y empezaban las clases las primeras semanas de marzo. Nos vinimos a Santiago con los equipos y llegando comenzó el terremoto. Yo estaba entregando la camioneta, por lo tanto inmediatamente armé una carpa donde vivo. La gente me miraba raro y yo no sabía si era un precursor o el esperado terremoto en la zona central.

Mlagos
Desde su centro de operaciones en el Laboratorio de Investigación de Tsunamis del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica, Marcelo Lagos vaticina que el próximo terremoto «con mayor probabilidad podría ocurrir desde Pichilemu al norte, o desde Tirúa al sur. Ese segmento no tiene un gran terremoto hace un tiempo importante”, dice.

RESPUESTA INADECUADA
¿Por qué causó tanto daño el sismo de 2010?
— El tsunami cobró vidas inocentes porque las instituciones no reaccionaron adecuadamente. Los que tienen que tomar decisiones no sabían a qué se enfrentaban, aunque los papers estaban publicados. Reveló la distancia abismante entre la toma de decisiones y la ciencia. La incertidumbre, el desconocimiento es lo que nos puede hacer daño. Los tsunamis siempre van a estar presentes, por lo que no podemos bajar la amenaza, pero sí disminuir la vulnerabilidad de las personas. La magnitud de la destrucción que tuvo el tsunami de 2010 dejó en evidencia el camino que tenemos que recorrer y los vacíos tanto en normativa como en diseño y planificación urbana, el ordenamiento de territorios costeros y en la educación de la gente.

¿Actualmente ¿cuál es la principal investigación que desarrollas?
— Lo contingente en este minuto es el tsunami producido por el terremoto del 1 de abril de 2014, cerca de las 9 de la noche. Llegamos a Iquique el 2 de abril a las 11 de la mañana y regresamos a Santiago el 15 de abril. Recorrimos las costas entre Antofagasta y el puerto de Ilo, en el sur del Perú, midiendo en cada rincón la altura del tsunami observada. Junto al científico Hermann Fritz, tsunaminógolo del Georgia Institute of Technology (GIT), medimos lo particular de que un terremoto 8.2 genere un tsunami menor. Eso llama la atención. Un terremoto de magnitud 8.2 es capaz de generar olas cercanas a los diez metros sin ningún problema en otras partes del mundo.

¿Cuál fue la máxima altura de la ola allá?
— Aproximadamente tres metros, pero la gente no tiene la capacidad de dimensionar qué son tres metros, que es más alto que este techo, y si tú estás parado en la costa y te golpea te puede hasta matar. Independiente de ello, un tsunami puede tener 50 centímetros y su velocidad te puede botar también. Entonces, se subestima. Generalmente los tsunamis menores no llaman la atención de científicos. El tsunami de gran magnitud, como el de 2010, es llamativo para cualquier científico porque es un evento evidente: diez metros de ola, los lobos marinos botados arriba de los cerros. Impacta la destrucción. Pero frente a un tsunami menor hay que tener la capacidad para discriminarlo en terreno, y tratar de entender el por qué un terremoto grande, muy grande, genera un evento menor.

¿Por qué un terremoto de 8.2 grados causa una ola de tres metros y un terremoto 8.8 provoca olas de cerca de diez metros?
— Un 8.8 es un evento muy, muy grande en relación con el de 8.2. No hay comparación. Los desplazamientos que ocurrieron en la zona de contacto de las placas para el terremoto de 2010 alcanzaron cerca de 20 metros, en cambio para el terremoto 8.2 fueron solo siete metros, máximo ocho. Además el desplazamiento en la zona de acoplamiento de placas tiene una relación con la capacidad de perturbar la columna de agua bajo el océano. Además, un 8.8 en energía liberada estamos hablando de que tuvo casi 500 kilómetros de largo por unos 150 kilómetros de ancho. En cambio en el terremoto de 8.2, la zona que se desplazó debe haber sido de unas decenas de kilómetros; no más.

DISPERSIÓN INSTITUCIONAL
¿Cómo ha cambiado la cultura científica y en la ciudadanía en general respecto de los tsunamis en Chile después de los eventos de 2010?
— El terremoto y tsunami de 2 010 permitieron dar una visibilidad renovada a este tipo de peligros. Sin embargo asimilar significa también ocuparse del problema. En general las personas perciben el peligro, pero la mayoría tiene una ilusión de invulnerabilidad, lo que se traduce en conductas que subestiman el peligro. Por otra parte los esfuerzos del Estado para garantizar seguridad a las personas siguen siendo insuficientes. Si bien en los últimos años han ocurrido avances, estos son consecuencia de la ocurrencia de desastres, predominando el enfoque reactivo por sobre el proactivo. La gestión del riesgo de desastres en Chile aún posee tareas pendientes.

Un problema, como en otras áreas, parece ser la dispersión institucional.
— En caso de terremoto o tsunami o erupciones, las responsabilidades están distribuidas en distintas instituciones y organismos públicos, y eso dificulta el proceso de presupuestos rápidos para tomar decisiones inmediatas cuando es necesario. En países donde estos temas ya están solucionados, existe una institución pública que integra a todas las instituciones encargadas del monitoreo de distintos fenómenos. Aquí hoy el Servicio Sismológico es de la Universidad de Chile, el Servicio Meteorológico está en el aeropuerto, el servicio de monitoreo de volcanes depende del servicio nacional de Geología y Minería, las inundaciones las ve la dirección General de Aguas del ministerio de Obras Públicas. En rigor, todo lo que sea monitoreo de eventos naturales extremos en Chile está disperso. Necesitamos un ente articulador que pueda administrar todo este tipo de instituciones encargadas del monitoreo, pero esa institución no tiene que ser científica, porque en este momento quienes trabajan en esto, gran parte o todos son científicos.

¿Tiene que ser política?
— No, tiene que ser técnica. Eso implica que no tienes por qué tener a los principales sismólogos de Chile o tsunaminólogos o expertos en deslizamiento. Basta con que tú estés capacitado para monitorear un sistema. Te cuento una anécdota: en Japón, la JMA, el sistema de alerta temprana de Tokio, es una pura oficina donde ven tifones, huracanes, tsunamis, terremotos, deslizamientos, incendios forestales, todo se ve en la misma sala y toda la gente que está trabajando ahí son funcionarios públicos con cuarto medio, pero cuando tú postulas al servicio público en Japón, te dicen: ‘Le tocó en la JMA. Si quiere ser encargado del centro de centros sísmicos, lea el mapa. Tiene dos meses. Y estudie el manual’. Está todo hecho, y después llegas a dar la prueba, yo soy el encargado de localizar epicentros, y ustedes son los encargados de mover las cámaras para monitorear los volcanes de Japón, y él se encarga de ver el comportamiento de las aguas en los ríos cuando llueve mucho. En rigor, ninguno tiene doctorado. Han sido capacitados y hay un técnico principal que es el jefe, que es doctor en Ciencias, quien articula. Necesitamos algo así.

¿En Japón tienen un sistema que te avisa de riesgo de tsunami por mensaje de texto al celular?
— Tienen varias cosas. Japón tiene primero que nada la JMA, que es la Japan Meteorologycal Agency, con un sistema de alerta temprana que en menos de tres minutos te dice si un terremoto tiene potencial para generar tsunami y los minutos que tardará en llegar a la costa y su altura. La JMA manda un aviso inmediatamente a todos a través del NHK, que es el canal público de televisión.

¿Se puede tener eso aquí?
— La tecnología existe, hay que adaptarla y esa adaptación es un proceso que ha sido largo, burocrático.

“Si bien en los últimos años desde el Estado se han producido avances, predomina el enfoque reactivo por sobre el proactivo. La gestión del riesgo de desastres en Chile aún posee tareas pendientes”.

METEORITOS Y TSUNAMIS
Entre las características especiales de Chile, que además de tener desierto, glaciares, bosque lluvioso, nieve y es el país más sísmico del planeta, junto con contar con los mejores cielos para la astronomía. El profesor José Maza, PhD. en astrónomía, Premio Nacional de Ciencias, me decía que en Chile no hay ninguna conciencia, pero si cayera un meteorito en el océano Pacífico —que es el lugar más grande de la tierra— el tsunami sobre Chile sería devastador.

¿Tú sabes de meteoritos que hayan causado tsunamis?
— Por supuesto: tenemos un proyecto que parte en enero de 2015 con el financiamiento de la National Geographic Foundation, donde trabajamos junto a James Goff —geólogo australiano— buscando evidencia del megatsunami generado por el asteroide Eltanin, que cayó alrededor de 2.5 millones de años atrás. El tsunami generado barrió con todo el océano Pacífico y buscamos las evidencias del megaevento. En un mes recorreremos desde Lima hasta Bahía Inglesa por la costa. Hay lugares en Chile que confirman la evidencia de megabolones o boulders, grandes rocas que no coinciden con la matriz y que están en zonas costeras interiores y que la única explicación para que estén en ese lugar es que algún evento desde el mar las transportó.

Cada cierto tiempo, la falla de San Ramón (una perturbación geológica activa al oriente de Santiago), se activa como gran amenaza para el área más poblada del país.
— En 2010. Rolando Armijo publicó en Tectonics el paper titulado “Los movimientos al oeste de la parte andina de la falla de San Ramón y el nuevo escenario de peligro sísmico para Santiago”, porque hasta esta fecha, si bien se tenían indicios de que esta falla estaba activa, este paper lo confirma. Él, junto a Gabriel Vargas, en la Universidad de Chile, trabajan para entender la historia y la prehistoria de ocurrencia de terremotos en esa traza. Pero otro tema es cómo el Estado le garantiza seguridad a las personas que viven cerca o en ella. Nuestra legislación generalmente ve la amenaza sísmica principalmente de los terremotos típicos de subducción —como el de 1985 o el de 2010— pero estos terremotos corticales interiores pueden tener intensidades y aceleraciones por lejos superiores a lo que exige la norma de construcción y por tanto causar un daño mayor.

Tú investigaste en la zona de Valdivia y Maullín. ¿Cuáles fueron tus conclusiones?
— Lo interesante es que 54 años después del gran terremoto y tsunami de 1960, gran parte de lo aprendido se ha ido olvidando y empiezas a ver asentamientos humanos y señales de urbanización en lugares en que el tsunami de 1960 arrasó con pueblos completos. Eso te confirma lo rápido que olvidamos como sociedad.

O sea que la gente retorna a vivir en zonas peligrosas.
— Es que no es la gente. Las personas hacen lo que le permite la autoridad. Recién sacamos una norma técnica Minvu que fue publicada en marzo de 2014 sobre Diseño estructural para Áreas en Riesgo de Tsunami, pero es una norma indicativa, no es una norma NSH. Es decir, el tema tsunami es un tema huérfano en nuestra legislación.

EL TERREMOTO QUE VIENE
Cuándo hay un temblor, ¿es muy complicado determinar si es un precursor de otro más fuerte o es un temblor en sí mismo?
— Se está avanzando en ello, pero no existe una metodología comprobada e irrefutable que te permita afirmarlo porque no hay un comportamiento estándar. La cosa es mucho más compleja, no hay relaciones lineales, directas. Hemos tenido nucleaciones de eventos importantes que no han terminado en nada y hemos tenido precursores que terminaron en un evento principal como el de 1985; hemos tenido lo que pasó ahora en 2014, donde la actividad sísmica del norte de Chile empezó de forma importante durante el verano. El 16 de marzo tuvimos un 6.7 y las réplicas no pararon hasta que vino el 1 de abril con un terremoto 8.2 y al otro día una réplica gigante de 7.6. O sea, a veces sí y a veces no.

Por lo tanto, no hay un modelo predictivo tampoco.
— No, tú tienes que estar siempre alerta. En mi experiencia personal, cuando ocurrió el terremoto 8.8, dije: “Este puede ser un evento importante, como puede ser el precursor de uno más grande”. Y cuando sobrevino el de 8.2, pensé lo mismo: “Rompió el segmento frente a Iquique, entonces ahora romperá entre el sur de Perú y Mejillones”. Por eso el 2 de abril ya estaba aterrizando allá.

El próximo terremoto, ¿puede ocurrir en cualquier parte de Chile?
— Sí, pero yo diría que con mayor probabilidad desde Pichilemu al norte, y desde Tirúa, región de la Araucanía, hacia el sur. Ese segmento no tiene un gran terremoto hace un tiempo importante.

Acerca del Autor /

Periodista de la Universidad de Chile, egresado del magíster de Comunicación Empresarial de la Universidad Diego Portales (UDP).

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