Alimentos adaptados al cambio climático
Papas y trigos que soportan mejor las altas temperaturas, el déficit hídrico y aprovechan de manera más eficiente los nutrientes del suelo son una realidad, gracias al trabajo científico que realizan organismos como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) en Chile.
El Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambio Climático (IPCC) ha puesto en alerta sobre el previsible descenso de la producción de alimentos en Sudamérica a causa del cambio climático, y señaló otros riesgos como el aumento de las sequías y de las inundaciones. Se estima que el efecto de estos fenómenos podría impactar seriamente la actividad agrícola tradicional de nuestro país, afectando particularmente a los pequeños y medianos productores.
Como la agricultura depende de la disponibilidad de agua, la sequía y cualquier cambio en el régimen de precipitaciones, definitivamente afecta la producción de alimentos. En este sentido se prevé que los sistemas productivos de secano serían los más afectados, ya que el estrés hídrico durante la floración, polinización y llenado de granos es dañino en cultivos como el trigo, y afecta la tuberización o llenado de tubérculos y la calidad industrial en el cultivo de papa.
Por ello, el panel de expertos propone a los líderes políticos que apoyen el desarrollo de nuevos tipos de cultivo más adaptados al cambio climático y que respalden “sistemas y prácticas tradicionales”, entre otras medidas para reforzar la seguridad alimentaria y la salud pública.
En Chile, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, está trabajando junto a los productores para generar variedades de cultivos ecoeficientes, que aprovechen mejor el agua y los nutrientes y que a su vez sean resistentes a enfermedades para disminuir el riego, y que demanden menos fertilizantes y agroquímicos.
INIA es el principal generador de variedades de alimentos en Chile y juega un rol crucial en el desarrollo de conocimientos y tecnologías para mejorar la productividad, rentabilidad y sustentabilidad de la actividad agrícola y ganadera. Es así como junto al INIA de Uruguay y el Centro Internacional de la Papa (CIP) con sede en Perú, desarrolló un proyecto para aumentar la competitividad de los sistemas productivos de papa y trigo, a través de la selección y desarrollo de genotipos o variedades con mayor tolerancia a la sequía y a altas temperaturas.
50 genotipos de papa fueron identificados como tolerantes y asimismo 380 de trigo se evaluaron en su respuesta a condiciones de sequía y altas temperaturas.
Este trabajo, financiado por el Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO), se inició el 2011 y logró importantes avances, además de un Premio a la Excelencia Científica. “Hoy tenemos más de 200 accesiones, líneas segregantes y variedades de papa evaluadas, entre las cuales 50 genotipos fueron identificados como tolerantes y asimismo hay 380 genotipos de trigo evaluados en su respuesta a condiciones de sequía y altas temperaturas”, explica Julio Kalazich, director nacional del INIA y miembro de este equipo de científicos líderes.
María Teresa Pino, investigadora de INIA La Platina en Santiago, quien encabezó la iniciativa, resalta que “gracias a este proyecto se han validado modelos, estandarizado protocolos fisiológicos eficientes para la región e implementado técnicas de selección genómica para mejoramiento genético”.
Iván Matus, subdirector nacional de I+D del INIA añade que junto a todo lo anterior, “gracias a este tipo de iniciativas, se ha consolidado una alianza internacional para trabajar en el desarrollo y evaluación de variedades que se adapten mejor a altas temperaturas y al déficit hídrico, lo que se suma a todo el trabajo que ha hecho el INIA en las mediciones de gases de efecto invernadero, uso eficiente del riego, entre muchos otros aportes relacionados con el nuevo escenario global y una alta demanda de alimentos de calidad, sanos e inocuos”.
Como muestra del trabajo desarrollado actualmente en el sur de Chile, el INIA ha generado papas que resisten mejor las enfermedades y se adaptan al cambio climático y a un esquema de producción sustentable, con un menor uso de agroquímicos y fertilizantes, ya que se trata de variedades que aprovechan mejor los nutrientes y el agua, como Karú-INIA y Patagonia-INIA, que se han destacado en las últimas temporadas por sus altos rendimientos en comparación con otras variedades, en zonas de secano del sur de Chile.
Los especialistas del INIA señalaron que todas las nuevas variedades de alimentos y toda la tecnología que se está generando, se está difundiendo y transfiriendo a los agricultores a través de publicaciones, videos, cápsulas radiales y diversas actividades como días de campo, seminarios, charlas técnicas y parcelas demostrativas, a lo largo y ancho de todo el país.
Los 7 ejes para enfrentar el futuro de la producción agroalimentaria
Frente a los impactos del cambio climático, el aumento de zonas urbanas por sobre las agrícolas y el incremento de los costos de producción, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) ha reorientado sus esfuerzos en torno a 7 ejes estratégicos.
1. CAMBIO CLIMÁTICO
Los objetivos en esta área son contribuir a la adaptación de la agricultura y la ganadería chilena al cambio climático, a través del mejoramiento genético y la agronomía. Asimismo, continuar trabajando en el manejo integrado de plagas, la disminución de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero y en la entrega de información oportuna a través de su red de estaciones agrometeorológicas para la gestión del riesgo climático.
2. GESTIÓN HÍDRICA
Aportar a la eficiencia en el uso y aplicación del agua en la agricultura, determinando, por ejemplo, la demanda hídrica de cada especie cultivada. Entregar información para un uso eficiente del riego tecnificado, entre otras iniciativas como el sistema de cosecha de aguas lluvia diseñado por INIA.
3. AGRICULTURA SUSTENTABLE
Fomentar una agricultura sustentable y amigable con el medio ambiente, con menos contaminantes, a través de un uso eficiente de los fertilizantes y agroquímicos, de biocontroladores y biopesticidas, del Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades (MIPE) y la generación de productos agrícolas orgánicos.
4. ALIMENTOS SALUDABLES Y FUNCIONALES
Identificar, obtener y utilizar ingredientes funcionales para la producción de alimentos saludables. Aplicar mejoramiento genético para el desarrollo de variedades con mayor valor nutricional. Priorizar sistemas de producción limpia de alimentos, con bajo uso de pesticidas y elementos potencialmente contaminantes.
5. RECURSOS GENÉTICOS
Continuar desarrollando mejoramiento genético en los principales cultivos anuales y frutales para el mercado nacional e internacional, con énfasis en aspectos como calidad, sustentabilidad y rendimiento. Actualmente, Chile posee alrededor de cinco mil especies nativas, pero solo el 20 % están conservadas. El plan es llegar a preservar para el año 2018 el 40 % de los recursos fitogenéticos endémicos; evaluar nuevas alternativas de cultivo entre estas especies y documentar las colecciones que se formen, dando así cumplimiento al rol del Instituto como curador de los recursos genéticos de Chile.
6. TRANSFERENCIA TECNOLÓGICA
Entregar conocimientos y tecnologías apropiadas para diferentes usuarios, con énfasis en la pequeña y mediana agricultura. Lo anterior con un enfoque de trabajo territorial, identificando brechas, prioridades en la demanda y oferta tecnológica.