Antofagasta, la estrella fulgurante del Norte
Dueña de un extraordinario legado histórico y cultural generado por la industria minera, Antofagasta ofrece lugares y panoramas sencillamente deslumbrantes. Desde astroturismo hasta una entretenida bohemia, todo está disponible en la Perla del Norte chileno. Texto: Humberto Merino / Fotos: Marisa Polenta
Hay ciudades y lugares que tienen una imagen muy diferente a la realidad. Antofagasta está en esa lista. La realidad, mal que nos pese, no es objetiva ni justa. Y es lo que sucede con la capital de la Segunda Región, a la que constantemente la categorizamos como una ciudad minera, de conflictos sociales y atiborrada por migrantes.
Lejos de las luces de los focos del turismo —si la comparamos con otras ciudades nortinas como Iquique y La Serena—, Antofagasta aparece ante nuestro mapa mental como una ciudad más interesante para trabajar que para visitar, una percepción que se destruye a los pocos minutos de pisar un pie en esta urbe que tiene muchos más atractivos de los que cualquier persona se puede imaginar y de los que los mismos antofagastinos creen tener.
Antofagasta tiene historia, tiene cultura, es una ciudad entretenida, alegre, limpia, ordenada, moderna, con un patrimonio arquitectónico interesante y un notable desarrollo urbano. Antofagasta sorprende a los que creen que es un páramo seco y desolador, sus alrededores tienen atractivos naturales imperdibles para todos los que buscan experiencias nuevas. Estuve en Antofagasta cuatro días y se me hicieron pocos, necesitaría otros cuatro para disfrutar mejor de esta sorprendente ciudad, la cuarta más poblada del país, y que se acerca presurosa al medio millón de habitantes.
La Portada, la puerta de entrada
Antofagasta es conocida como la Perla del Norte, y su diamante natural más resplendoroso es el monumento natural La Portada, un accidente marítimo de rocas sedimentarias con forma de arco ubicada a menos de 15 kilómetros del centro de la ciudad y a 20 minutos del aeropuerto Cerro Moreno. Tuve la oportunidad de verla desde las alturas del Mirador de la Biodioversidad y ganas no me faltaban para caminar por un sendero que cuenta con escaleras y que permite el acceso a la playa. Sin embargo, este sendero no está habilitado desde el 2013, dado el riesgo de desprendimiento de rocas. La buena noticia es que desde que se cerró el circuito, aumentó la presencia de aves guaneras, como piqueros, gaviotines, jotes y pelicanos.
¿Pero cómo llegar a ella? La respuesta la tiene Samir Nadgar, un experimentado tripulante de botes pesqueros que desde hace poco más de dos años se reinventó en el turismo ofreciendo paseos en lancha por la bahía de Antofagasta, utilizando como zarpe el muelle salitrero Melbourne Clark, más conocido como Muelle Histórico, debido a que en 1879 desembarcaron allí las tropas chilenas que ocuparon esta ciudad y marcarían el inicio de la guerra del Pacífico.
Mientras navegamos por la bahía — y con la imagen ampliada de Antofagasta como telón de fondo—, Samir me asegura que este verano ya tendrá operativo un circuito hacia La Portada, “será un paseo de no más de dos horas de navegación, con guías y cóctel a bordo”, dice este ambicioso empresario, que en paralelo prepara un galeón pirata para uso recreacional y tiene todas sus fichas —y familia— puestas en el turismo.
El barrio histórico, un regalo para la ciudad
El remodelado exmuelle salitrero donde dejamos a Samir, está ubicado en lo que se conoce como el barrio histórico, un sector en el que se localizan diversos edificios patrimoniales de la ciudad, la mayoría considerados como monumentos nacionales, como la ex Gobernación Marítima, la ex Aduana (hoy Museo de Antofagasta), la ex Estación del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia y el Muelle Salitrero. Es un paseo imperdible, más aún cuando diversos edificios y casonas tienen plasmados la historia de Antofagasta a través de hermosos murales artísticos hiperrealistas. Uno de los murales más representativos está ubicado en la Casa Gibss, el que tiene a destacados personajes históricos de la comuna que esperan a uno de los principales medios de transportes del siglo pasado: el tren. Pero para mi gusto personal, el más sorprendente es el mural realizado por el artista Luis Nuñez San Martín en la ex casa Patiño. La obra se mimetiza con la realidad, a tal punto que el cielo pintado en una de las paredes se fusiona con el real. La estética es tan sorprendente que los turistas no se cansan de tomarse fotografías y disfrutar del paseo. Lo mejor: desde que se ejecutaron estas pinturas nadie las ha rayado y están perfectamente mantenidas. La comunidad antofaganastina lo ha visto como un regalo.
Las Ruinas de Huanchaca, el origen de Antofagasta
Otro maravilloso regalo para la ciudad son las Ruinas de Huanchaca, una antigua fundición de plata localizada en el sector sur, frente al hotel y casino Enjoy. Declarada Monumento Histórico, las ruinas de Huanchaca es la construcción más antigua de Antofagasta. Su construcción data de 1888, gracias a un acuerdo de explotación de las minas de plata ubicadas en Pulacayo y Oruro en Bolivia, desde donde llegaba el mineral hasta Antofagasta.
El establecimiento industrial entró en funcionamiento en 1893, pero debido a la inestabilidad de los precios de la plata en el mercado mundial y a que su tecnología fue superada, la fundición cesó sus funciones rápidamente en 1902. Después de largo años de abandono y desprotección, la enorme fundición de piedra que mira hacia el mar, fue traspasada por el gobierno chileno a la Universidad Católica del Norte, quienes desde 2007 en conjunto con el grupo AM Corp —propietarios del hotel y casino Enjoy— son los responsables de la recuperación y puesta en valor de estas ruinas, que hoy gozan de buena salud y se consolidan como uno de los símbolos de la ciudad. Este año se implementará una nueva iluminación que considera un sistema para montar espectáculos de luces y música en la estructura, el que incluye la instalación de altoparlantes y proyección de imágenes.
Pero las ruinas están lejos de ser solo son una mole de piedras, en su explanada exterior está emplazado el Museo Ruinas de Huanchaca que cuenta con cinco salas de exposiciones permanentes, un auditorio, oficinas, depósitos y espacios de trabajo e investigación, además de una cafetería y tienda de souvenirs. Tómese su tiempo, la visita a este sorprendente museo requiere de mucha atención. El edificio tiene una superficie construida de 2.200 metros cuadrados con colecciones de geología y paleontología; a esto se suma una muestra arqueológica de la minería y además posee una sala donde se muestra el origen del cosmos y los proyectos más actuales desarrollados por el Observatorio Europeo Austral (ESO), institución científica que cuenta con una presencia muy potente en la zona debido a la existencia del observatorio astronómico Paranal, ubicado a 130 kilómetros al sur de Antofagasta, en la comuna de Taltal.
Paranal, capaz de ver la creación de universo
Aparte de su relación con la minería, Antofagasta, al igual que las regiones de Atacama y Coquimbo, vive un auge relacionado con la astronomía. Gracias a que los cielos del norte de Chile están considerados como los más limpios del mundo, a partir de los años 60 un gran número de observatorios astronómicos se han construido en diferentes zonas del desierto de Atacama. Fue así como a fines de los años 90 la ESO construyó el Observatorio de Cerro Paranal, considerado hasta la fecha el más grande del mundo.
En un viaje de dos horas en transfer y previa reserva, tuve la suerte de conocer esta monstruosa obra humana que superó los 200 millones de dólares y que es capaz de ver la creación del universo gracias a sus potentes cuatro telescopios que pueden trabajar en conjunto, o en grupos de dos o tres, para formar un gigante interferómetro, que permite medir distancias con una precisión muy alta, 25 veces más fina que con los telescopios individuales. “Es tanta su precisión que el telescopio podría ver un auto estacionado en la Luna”, me dice Hernán Julio Illanes, periodista y jefe de las visitas de Paranal. Pero Julio, se apresura a decir que eso no es lo relevante. Paranal está siempre mirando el pasado y hoy sus objetivos están puesto en descubrir planetas que tengan condiciones similares a la Tierra, investigaciones relacionadas con materia oscura, exoplanetas, sistemas solares y la creación del universo.
Nuestro tour en Paranal comenzó en el Centro de Visitas, con la presentación de un video de bienvenida. A continuación, el grupo fue conducido por los guías a la plataforma que alberga cuatro telescopios de 8,2 metros de diámetro cada una y unos 35 metros de altura, además de otros cuatros telescopios auxiliares más pequeños, que pueden ser trasladados de un lugar a otro alrededor de la plataforma a través de un sistema de rieles. Después de una breve charla de nuestro guía ingresamos al interior del telescopio Yepún —los telescopios han sido nombrados según algunos objetos astronómicos en mapudungun—.
Todo es tan intricado y sofisticado que cuesta explicar lo que se ve. En resumen, la construcción sostiene un enorme espejo cóncavo de 1.120 milímetros de largo, pero de sólo 2 milímetros de grosor, que apunta a la estrella o la luz que el astrónomo desea observar. La cúpula incluye un conjunto de cámaras fotográficas gigantes de gran campo, espectrógrafos y lentes que permiten contrarrestar, en tiempo real, los efectos negativos que produce la atmósfera en la Tierra, además de instrumentos que sirven para medir las propiedades de la luz.
Gracias a toda esta tecnología, Paranal es considerado el observatorio astronómico de luz visible más avanzado del mundo y es, hasta el momento, el buque insignia de la astronomía terrestre europea de nuestra era. La suerte nos acompañó y pudimos visitar la sala de control donde trabajan los astrónomos que interpretan los datos de los telescopios y realizan sus investigaciones —no siempre es posible este tipo de visitas—. Sigilosamente miramos sus computadores, pero nada especial ante nuestros ojos. Ningún platillo volador ni marciano emergía desde sus monitores. Tampoco imágenes del espacio, planetas o agujeros negros. Solo datos, curvas y gráficos incodificables.
Finalmente, visitamos el hotel donde alojan los científicos y empleados de Paranal. El complejo no es visible a simple vista, debido a que la construcción se acomoda a una zanja existente en el terreno para evitar cualquier tipo de contaminación lumínica. Con 120 habitaciones, además de comedores, piscinas y un gimnasio, el hotel en 2008 fue una de las locaciones de la película de James Bond, Quantum of Solace, y ha sido constantemente premiado y reconocido por su vanguardista arquitectura.
El cielo a ojo desnudo
Pero no podíamos visitar Antofagasta sin ver las estrellas. Gracias a la compañía del astrofotógrafo y aficionado a la astronomía, Alexis Jaldín, visitamos La Mano del Desierto, una escultura ubicada a 75 km al sur de la ciudad, a un costado de la ruta 5 Panamericana. Esta hermosa escultura de hormigón armado creada por el escultor chileno Mario Irarrázaval —al igual que su símil ubicada en la ciudad de Punta del Este, Uruguay— es la locación perfecta para que Jaldin realice una experiencia de astroturismo personalizada, pero sin telescopios ni sofisticados instrumentos. A ojo desnudo, «la forma mas antigua y romántica de contemplar el universo» —me dice Jaldín— y apoyado solo por un puntero láser y por un prismático que apunta a las estrellas, nuestro avezado guía explica al grupo algunas de las constelaciones principales y cómo encontrarlas en el cielo nocturno. La actividad dura una hora y media, pero si las personas están tan animadas, la jornada se puede extender hasta dos o tres horas. El servicio incluye un catering, transporte y todo termina con una notable fotografía nocturna del grupo con la mano de Irarrázaval apuntando al espacio sideral, como la que aparece en esta nota y que obsequiada por Alexis Jaldín a todos los participantes del tour.
Decíamos al empezar que Antofagasta es entretenida. Es verdad. De día la ciudad tiene un activo comercio y un borde costero que invita a caminatas, paseos en bicicletas y actividades deportivas. Si bien es cierto que en el borde costero de la ciudad es rocoso y abrupto y no existen playas naturales relevantes, a través de un plan de desarrollo de su borde costero las autoridades de Antofagasta han concretado una serie de playas artificiales y áreas verdes que concluirán en 2023. La más concurrida es la playa Paraíso, donde los bañistas pueden disfrutar de sus tranquilas aguas incluso a altas horas de la noche. El complejo se suma a otras dos playas artificiales en la ciudad, el Balneario Municipal y Trocadero. El desarrollo del borde costero de la ciudad está generando además un desarrollo comercial que está habilitando nuevos espacios destinados principalmente al esparcimiento, la recreación familiar y el turismo.
La Miami del norte
En Antofagasta existen aproximadamente 70 lugares de alojamiento, repartidos principalmente entre hoteles, apart hoteles, cabañas y pequeñas residenciales. Dentro de la gama hotelera, uno de los recintos más antiguos es el hotel Antofagasta, inaugurado en 1953, y que hoy pertenece a la cadena Panamericana Hoteles. Es un hotel eminentemente corporativo, lo que lo convierte en un lugar ideal para grandes grupos y familias.
Otro de los grandes hoteles es el Hotel Casino y Resort Enjoy, que bajo la marca Hotel del Desierto es el único en la ciudad con categoría cinco estrellas. La cadena iquiqueña Terrado Suites abrió en 2009 el Hotel Terrado Suites Antofagasta con 138 habitaciones en un edificio de 17 pisos.
Si bien todos estos hoteles tienen excelentes restaurantes, la oferta gastronómica de Antofagasta se ha diversificado en distintos sectores de la ciudad, siendo el sector sur de la avenida Brasil, el epicentro de la movida porteña. Uno de los restaurantes más reconocidos y sorprendentes es Donde Mauro, que cuenta una carta que rescata y resalta lo mejor la gastronomía típica peruana. Estar en este restaurante ha sido una de las experiencias culinarias más sorprendentes que he tenido. No solo por la calidad de sus platos, sino también por la notable calidad y profesionalismo de los garzones y cocineros. Donde Mauro tiene bien ganada su fama y su calificación de excelencia por la Guía TripAdvisor. Otro gran restaurante es el Aurora, que ofrece platos cuidadosamente preparados, que logran un equilibrio en los sabores chilenos tradicionales con la comida gourmet. De día el Aurora es más bien un restaurant familiar y para ejecutivos, de noche en cambio, el segundo piso se transforma en un entretenido restobar.
Así es Antofagasta, de día una ciudad en constante movimiento, amigable y de gran actividad comercial. De noche la ciudad se abre a la entretención, y al disfrute de experiencias gastronómicas de gran calidad. Antofagasta está lejos de ser una ciudad dormida, es una ciudad tan próspera como bohemia que vale la pena conocerla.
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RECOMENDADOS DE ENFOQUE:
Un buen guía:
Alexis Jaldín, astroturismo. Email: alex.jaldin@gmail.com. Cel.: +56 998268132
Dusan Todorovic Rodríguez, city tour. Email: dusanttodorovic.r@gmail.com Cel.: +56 988460425
Los mejores hoteles:
Hotel Antofagasta, Balmaceda 2575. Email: ventas@hotelantofagasta.cl Tel: +56 55 2228811
Hotel Del Desierto, Av. Angamos 01455. Email: Tel: 6007006000
Un buen restaurant:
Donde Mauro. Galleguillos lorca 1492. Email: reservas@dondemaurorestaurant.cl Tel.: +56 552940429
Aurora Cocina. Avenida Croacia 0576. Email: info@auroracocina.cl Tel.: +56 55 2937123
Una línea aérea:
Amaszonas. Email: ksakurai@yahoo.es Web: www.amaszonas.com Contacto: Katsuko Sakurai
Informaciones:
Sernatur Antofagasta. Prat 348, piso 1, edificio Intendencia. Email: infoantofagasta@sernatur.cl Tel:+56 55 2451820
Visitas a Paranal:
Todos los días sábados se ofrecen visitas guiadas para turistas y público general. Ingresa al sitio web: http://www.eso.org/public/chile/about-eso/visitors/paranal/