El tren del vino, el espumante y la fiesta

Tren Central, Viña Echeverría y la Municipalidad de Molina se unieron para crear una de las escapadas más atractivas para un fin de semana hacia la región del Maule. Todo a bordo de un tren en que se reparten diferentes variedades de espumantes, antes de llegar a una bodega donde se aprende sobre la producción de este popular bebestible.


Apenas sale el tren desde la Estación Central, fijo la mirada hacia el exterior. Y es que me encanta esa paz que transmiten los trenes mientras avanzan y ese sonido metálico que hace el ferrocarril al hacer contacto con las vías. Son las 9.30 de la mañana en punto, y el staff a bordo de este medio de transporte de tintes turísticos nos regala una charla sobre lo que será el viaje desde Santiago hasta Molina (Región del Maule), al mismo tiempo que nos obsequian a todos los pasajeros unas bolsas de género que adentro traen una copa de espumante, chocolates, maní, café y otros regalitos.

Este viaje -a cargo de Tren Central- lo hago a bordo del “Tren Sabores, Vino y Espumante”, que tiene actualmente salidas una vez por mes acogiendo una demanda de todos aquellos que aman los ferrocarriles y el vino. Tres horas de viaje nos separan de Molina y Viña Echeverría, pero el viaje se hace ameno gracias a la atención personalizada al interior de los vagones, y al hecho de que hay música en vivo a cargo de un talentoso saxofonista. A las 10.30, el staff nos ofrece la primera degustación de espumante, un Brut Nature Nina (Chardonnay). Más tarde es el turno de un Demi Sec Nina (Pinot Noir) y un vino Rosé.

En Molina somos recibidos por la alcaldesa Priscila Castillo y por el dueño y enólogo de Viña Echeverría, Roberto Echeverría, quien se muestra siempre muy atento y sonriente frente a los turistas. Es casi el medio día, y el grupo folclórico “Raíces del Maule” se encarga de deleitar a la gente con un pie de cueca. El viaje, en definitiva, nació tras un convenio entre la municipalidad de Molina, la mencionada bodega y Tren Central, logrando como resultado una gran escapada de fin de semana para miles de santiaguinos y extranjeros. Un viaje de experiencia.

“Hemos hecho este convenio donde participan Tren Central y Viña Echeverría, que tiene la cualidad de hacer un circuito turístico para que las personas conozcan los atractivos que tiene la comuna, pero también la magia y la cultura del vino”, expresa Castillo. Por ahora el viaje se realiza una vez al mes, pero según las propias palabras de la alcaldesa, ha tenido muy buena aceptación y el plan es hacerlo de forma más periódica a futuro. En el tren viajan 150 personas aproximadamente cada salida.

Dos buses de acercamiento nos trasladan pronto hacia Viña Echeverría, ubicada a menos de 5 minutos desde la estación de tren. Allí escuchamos atentamente a Roberto Echeverría, dueño de la bodega familiar que lleva su nombre desde 1930 y que produce 2 millones de botellas al año que son exportadas a 50 países.

Echeverría explica sobre una tarima cómo se logran los espumantes. Son, en definitiva, dos métodos de producción que se trabajan al interior de Viña Echeverría: el tradicional y el charmat. Ambos implican un proceso de cosecha, fermentación y tapado.

La gente entonces es dividida en cuatro grupos más pequeños, quienes se distribuyen para conocer las diferentes etapas en la bodega: nosotros partimos con la degustación, donde Roberto Echeverría explica bien cómo abrir una botella de espumante y cómo distinguir sabores y texturas; en seguida, conocemos las diferentes uvas que son usadas para elaborar espumantes, con el foco puesto en las cepas de chardonnay y pinot noir, aunque están probando resultados con Sauvignon blanc; posteriormente, se nos explica sobre las cantidades de azúcar y levadura que llevan los espumantes; y terminamos dentro de la bodega en donde se remueven las levaduras bajo el método tradicional.

Un dato no menor: el proceso tradicional puede durar hasta 5 años y, por ende, los productos son tres veces más caros, mientras que con el método charmat, solo tarda 6 meses y una botella puede rondar los 4 mil pesos.

Tras esta experiencia, nos dirigimos a almorzar a una zona especialmente instalada en los jardines de la viña. Allí, el gran anfitrión es Roberto Echeverría, quien anima a los invitados a cantar y a participar de algunos sorteos donde se regalan diversas variedades de vino. Luego, el almuerzo incluye papas, carne y una empanada. De postre, macedonia. Todo acompañado de vino tinto o blanco, por supuesto.

Al finalizar el almuerzo, todos son invitados a participar de algunos juegos criollos, en un área donde también se venden artesanías. Luego, a eso de las 17.30 regresamos al tren, donde tenemos la oportunidad de degustar más espumante y de participar de una fiesta a bordo. Y es que el vagón de cafetería se transforma en una pista de baile, donde se luce un DJ que entusiasma a la multitud, mientras se tiene la oportunidad de seguir tomando espumante a destajo al ritmo de la música popular.

La fiesta dura las tres horas de viaje de retorno. Eso, hasta que a las 20.30 el tren llega a Estación Central, momento en que la gente lamenta tener que bajar. Party is over!

 

Datos de Revista Enfoque

Próximas salidas: 10 de marzo, 7 de abril y 5 de mayo.

Valores: Clase Preferente, $69.900; Clase Salón, $59.900.

Sitio web: https://www.trencentral.cl/sabores-vino-espumante

Acerca del Autor /

Periodista especializado en turismo y viajes en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado para diversos medios de comunicación como cronista, y recientemente como productor del programa de televisión Destinos Inexplorados.

Start typing and press Enter to search