5 razones para descentralizar Chile

Las demandas por descentralizar Chile están en una fase histórica. Michelle Bachelet recibió recientemente las propuestas y un agenda descentralizadora de la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización. En este reportaje revista Enfoque presenta una lista de cinco razones por los cuales Chile debe terminar con el centralismo.

Dentro de cuatro años, nuestro país cumplirá 200 años de vida independiente. Serán dos siglos de historia sostenidos sobre un modelo que gira en torno de un centro político, administrativo y económico, en el cual se han tomado las decisiones que afectan a todo el país. Pese a la preponderancia que tuvieron ciudades como Concepción y Talca en el proceso que llevó a proclamar la independencia y el ensayo federalista de la década de 1820, nuestra historia es una historia escrita y contada desde Santiago.

Actualmente, en relación al tamaño de su población y de su economía, Chile es el país más centralizado de América Latina y de la OCDE. Sin embargo, en los últimos años, a una serie de académicos que permanentemente han abogado por la descentralización, se han sumado voces en el mundo económico, político y ciudadano. En el último caso, el problema del centralismo ha sido puesto sobre la mesa mediante movilizaciones sociales que han llevado al gobierno central a disponer de medidas paliativas.

Punta Arenas, Aysén y Chiloé le han doblado la mano al Estado, exigiendo medidas especiales para sus territorios que consideran no reciben los beneficios que generan. Estos casos son una muestra evidente de los problemas de un modelo históricamente centralizado: territorios rezagados por su lejanía respecto del centro, zonas ricas en recursos naturales cuyos beneficios llegan mayoritariamente al centro, lugares extremos sin incentivos para el desarrollo.

A estos efectos negativos, se agregan los problemas que se generan en la misma capital, producto del desbocado crecimiento demográfico y la excesiva extensión de la ciudad, que terminan en congestión vial, amplias distancias que se deben recorrer cotidianamente y situaciones de estrés en sus habitantes, en síntesis mala calidad de vida.

Pero si el centralismo está asfixiando a Chile y existe consenso que las regiones están en una situación de desventaja sobre Santiago que repercute en su desarrollo y del país, ¿porqué en Chile crece el centralismo en vez de retroceder? La respuesta puede ser cultural y quizás haya que encontrarla en los libros de historia y no en los hemiciclos del poder.

Por desgracia, el debate acerca de cómo abordar el desafío de descentralizar el país se toma en Santiago. Quiénes tienen que tomar medidas a favor de la descentralización lo harán desde la comodidad del centralismo y desde los beneficios de poder que les otorga tal situación.

Después de analizar diferentes propuestas y estudios sobre la descentralización del país, proponemos cinco razones orientadas a detener la concentración de Santiago y le otorguen a las regiones mayor protagonismo y autonomía en sus desiciones políticas y en el uso de sus recursos.

Termoeléctricas de Ventanas


1. SIN DESCENTRALIZACIÓN NO HAY DESARROLLO ECONÓMICO

Nuestro modelo centralista está mostrando signos de fatiga y de injusticia social. Territorios ricos en recursos naturales no reciben los beneficios que conlleva la explotación de sus recursos. Por el contrario, en importantes centros urbanos industriales como Huasco, Tocopilla, Ventana y Coronel, se produce una dura convergencia entre pobreza y extrema contaminación al medio ambiente. Grandes megaproyectos energéticos que se deciden y tributan en Santiago afectan la calidad de vida, la salud y la economía de los habitantes de estas ciudades que exigen al gobierno central que esta situación termine y claman ante los medios de comunicación para que sean considerados en la toma de desiciones.

Buscar el desarrollo a nivel macro-nacional, pero sin haber resuelto las carencias en los niveles comunal y regional es una incoherencia que atenta contra el desarrollo del país. Con regionalismo administrativo la región es sólo una circunscripción administrativa, una división territorial y está lejos de ser una región dotada de potestades políticas, que contrapesen el poder político central.

La tendencia mundial muestra que una de las vías válidas para alcanzar el desarrollo de las regiones pasa por el fortalecimiento de los gobiernos locales y la elaboración de estrategias regionales para la competitividad. La experiencia demuestra que los países más desarrollados son países descentralizados en todos estos aspectos.

Un país descentralizado otorga a las regiones la autonomía necesaria para decidir estrategias competitivas que les permitan orientar sus inversiones y desarrollar los sectores productivos pertinentes. Dejan, así, de ser mero objeto de planificaciones nacionales. Se aprovecha la diversidad productiva, las ventajas competitivas de cada región y se retiene el talento regional.

Valparaiso reconstruccion

2. LA DESCENTRALIZACIÓN PERMITE DISMINUIR LAS DESIGUALDADES TERRITORIALES

En Chile no da lo mismo el lugar donde se nace, vive, trabaje o estudie y las oportunidades de las chilenas y chilenos depende más de ese factor que de sus propios esfuerzos. Las desigualdades sociales se potencian con las desigualdades territoriales, reforzando el círculo vicioso del subdesarrollo. De esta manera, las desigualdades territoriales son una expresión de injusticia social éticamente condenable, debido a que son el resultado de estructuras sociales y de reglas que perpetúan esas diferencias.

Abordar las desigualdades en los más diversos ámbitos de la sociedad, implica también hacerse cargo de enfrentar las desigualdades territoriales. Estas se caracterizan no sólo por la inequidad en el acceso a servicios básicos, conectividad, educación y salud, sino también por la inequidad en la participación en los procesos de tomas de decisiones políticas, administrativas y financieras.

El Transantiago puede ser un muy mal sistema de transporte urbano, pero es infinitamente mas aceptable que cruzar el río en un cajón colgando de un cable de acero o en un bote de plumavit. Todavía muchos estudiantes chilenos —sobre todo de localidades indígenas— deben caminar horas antes de sentarse en una humilde sala de clases de una escuelita rural que también le proveerá de su unica ración de comida al día. La pobreza en La Pintana es dura, pero si alguien tiene un problema de salud grave —un infarto, por ejemplo— en 20 minutos tiene acceso a un hospital de alta complejidad. En Chaitén o en Villa Ohiggins la demora puede ser de varios días.

Descentralizar implica transferir capacidad para priorizar proyectos, focalizar inversiones y decidir caminos. Los gobiernos regionales y los gobiernos locales conocen mejor que nadie los problemas del territorio. Al contar con facultades y recursos para enfrentarlos, es posible avanzar de manera más eficaz en la reducción de brechas que dejando la decisión al arbitrio de la burocracia central.

Para enfrentar esta realidad, los expertos proponen la creación del Fondo de Convergencia Regional (Estado y Regiones) y planes especiales de desarrollo para apoyar territorios rezagados y zonas extremas. En el plano educacional se plantea crear un Servicio Nacional de Educación de carácter descentralizado y a establecer una relación más estrecha entre las universidades y los procesos de desarrollo regional, involucrando las casa de estudios superiores en los procesos de planificación del gobierno regional y generar incentivos para que los buenos alumnos se queden en su región de origen. El objetivo es que ninguna región tenga niveles de bienestar inferiores a los considerados como mínimos e indispensables.

Metro de Santiago de Chile
3. LA DESCENTRALIZACiÓN CREA MÚLTIPLES CENTROS Y ALIVIARÁ A SANTIAGO

El centralismo asfixia al centro y deja sin aire a las regiones. La capital crece de manera desmesurada, en superficie y población, devorando terrenos que son parte de los mejores suelos agrícolas. Este crecimiento trae consigo problemas como la congestión vehicular que colapsa calles y avenidas, enormes distancias que las personas deben recorrer entre sus hogares y los centros de trabajo y estudio. Todo ello repercute en la salud mental de las personas. La Organización Mundial de la Salud dice que Santiago de Chile es la capital del mundo que tiene el mayor grado de deterioro de la salud mental de sus habitantes.

Un proceso de descentralización efectiva debería fomentar la creación de múltiples centros que orienten, decidan, proyecten y planifiquen sus propias soluciones. Si Santiago sigue creciendo, también lo hará el centralismo. La descentralización también beneficiaría a los habitantes de Santiago, pues se disminuiría la concentración de población y se podría aliviar algunos de los problemas causados por el centralismo en el mismo centro.

Desde la Comisión Asesora Presidencial se analizan las siguientes medidas: diferenciación regional del impuesto a los combustibles; Traspasar a corporaciones regionales los servicios públicos descentralizables: Corfo, Conaf, Indap, Sercotec, Fosis, etc; Creación de consorcios productivos regionales con financiamiento fiscal en un 50%, por un período limitado. Sistemas Regionales de Incentivos para atraer y retener capital humano calificado. Creación de Centros de Estudios Regionales y Centros de Pensamiento Estratégico Territorial y fortalecer la institucionalidad pública territorial: municipios gobiernos regionales.

4. NUESTRO ESTADO TIENE UN CUERPO ANCHO Y DE BRAZOS CORTOS, QUE NO LLEGA ALA PERIFERIA

El centralismo piensa, ordena y evalúa desde el centro. La periferia recibe las bajadas nacionales, muchas veces uniformes, sin tomar en cuenta su diversidad geográfica, cultural y demográfica.

El centro es el corazón de un organismo que bombea la sangre oxigenada hacia la periferia. Piensa que en la periferia no existe una masa crítica ni capital humano capacitado. Un ejemplo es la designación de delegados presidenciales. Esta figura administrativa puede responder a la mejor de las intenciones, pero también es cierto que esta forma de gobernar es la marca de fábrica del centralismo. Si el gobierno central confiara en las autoridades regionales, debiera aprovechar esta oportunidad para darle más atribuciones y recursos que es lo que de verdad se necesita. El gesto paternalista implícito en el nombramiento de un delegado, representante personal o interventor es la demostración más clara de esa vieja visión centrodependiente y que tanto se critica y que se quiere cambiar en Chile.

La contaminación por leña en el sur, la de relaves mineros en el norte y de centrales a carbón en el centro del país es otro síntoma del centralismo y subdesarrollo de regiones. Problema eterno. Las regiones parecen atadas de manos, pues carecen de recursos y de poder político para enfrentar, no un problema sino una crisis sanitaria. El aire de Santiago con mas de seis millones de habitanes está contaminado, pero el de Temuco con trescientos mil habitantes está mas contaminado, el de Osorno con doscientos mil aún mas, y el de Ventanas con cincuenta mil almas todavía más. La contaminación es un problema nacional pero también local. Está presente en todo Chile, pero de manera diferente y Santiago impone medidas sin consultar a los alcaldes de las comunas afectadas que se enfrentan a los intendentes regionales designados, en vez de que ambas autoridades actuen de manera planificada.

Ahora bien, el gran problema es que el capital humano formado en regiones, incluído el político, se desplaza hacia Santiago porque allí existen más recursos, mas oportunidades y es donde se toman las decisiones importantes, por tanto, los jóvenes profesionales emigran hacia el centro donde desarrollan su potencial.

Hacer una política distinta, desde la periferia hacia Santiago es poder contar con las facultades para innovar en regiones, sin consulta previa a Santiago, y llegar a ser ejemplo, modelo a imitar. Ser fuente de inspiración para otras regiones y para el centro. Muchos centros que son modelos para otros centros.

Las propuesta en este tema están centradas en descongestionar el poder político a través de la elección de Intendentes y de Presidentes Regionales, con Seremías bajo su dependencia y autoridad, el aumento de competencias de Consejeros Regionales y del Gobierno Regional, traspasar atribuciones y competencias administrativas desde los Ministerios a las Seremías, impulsar la competitividad individual de las regiones, fortaleciendo las capacidades regionales y comunales en el desarrollo de sus vocaciones, de liderazgo, y de capacidad de gestión.

5. LA DESCENTRALIZACIÓN CEDE EL VERDADERO PODER A LAS PERSONAS

Descentralizar es, en último término, resignarse a perder poder. Es un traspaso de facultades desde el centro hacia la periferia, para permitir el surgimiento de otros centros. Pero no sólo eso. También es traspasar poder a la sociedad civil, a sus organizaciones y a las personas en particular. La descentralización reconoce capacidades para tomar decisiones en quienes hasta el momento se les ha visto como un objeto de las decisiones tomadas por el centro.

La descentralización es más que transferir poder entre organismos del Estado. Es compartir el poder también con la sociedad civil. Es por ello que la descentralización promueve la participación, pues descentraliza el poder. Desde este punto de vista, descentralizar es, también, profundizar la democracia, debido a que se le concede a la región un mayor papel en el desarrollo de una práctica de participación ciudadana en la gestión regional, de manera que se consolide y desarrolle la democracia; para que se desarrolle una fuerte identidad regional que contribuya con su impulso para que se promuevan con mas eficacia la equidad y soluciones más eficaces a las injusticias sociales. La descentralización impulsa la democracia, la verdadera justicia social y le da poder a aquellos que verdaderamente saben y viven los problemas y bondades de cada región del país. Tal estrategia naturalmente, debe apuntar a orientar una serie de medidas que implican cambios económicos, sociales, culturales y políticos, que acerquen a la región al modelo que se estima es el más deseable.

Las propuestas que se plantean en la Comisión Asesora son la Descentralización Fiscal incrementando los recursos públicos regionales que haga posible atender la descentralización del poder y los nuevos desafíos de desarrollo; la Descentralización de la Economía, impulsando los emprendimientos regionales con una política de discriminación positiva. Aumentar las capacidades de gestión regionales impulsando el incremento de la masa crítica.

Acerca del Autor /

Periodista, magister en Comunicación y diplomado en Comunicación Pública. Con vasta experiencia en gestión de comunicaciones para instituciones del Estado, actualmente asesora al Gobierno Regional de Los Ríos y se desempeña como docente en las sedes Valdivia de las Universidades Santo Tomás y San Sebastián.

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