Lujo y aventura en el corazón más salvaje de Costa Rica

Costa Rica es un pequeño país verde. Ubicado en la franja centroamericana limita al norte con Nicaragua, al sureste con Panamá, al oeste con el Océano Pacífico y al este con el mar caribe. Su variedad en flora y fauna es tan rica que reúne el 6% de la biodiversidad mundial en un sinfín de ecosistemas donde coexisten las selvas lluviosas, bosques tropicales, nubosos y manglares.

Me considero una fanática del país, lo he visitado más de una docena de veces. Al principio me enamoré de las playas, la comida y el café; luego, de su gente cálida y fiestera que me acogió y que ahora considero como parte de mi familia.

Así, como “tica” honoraria (tico es el gentilicio de los nacidos y criados en el país) pensé que me las sabía todas y que ningún lugar costarricense me volvería a volar la cabeza, pero el destino me tenía deparada una sorpresa salvaje ubicada en el Cantón (distrito) de Puerto Jiménez cuyo puerto marítimo es el más austral y distante del país.

Un paraíso terrenal

La invitación fue ir a conocer el estiloso hotel Botánika Península de Osa, parte de Curio Collection by Hilton™, un santuario turístico enclavado en el esplendor tropical virgen de la costa suroeste de Costa Rica.

Apenas toqué suelo tiquicio me fui a la parte nacional del aeropuerto Juan Santamaría para abordar una avioneta de la aerolínea regional Sansa que vuela a distintos destinos del país, para Puerto Jiménez es directo y la duración del trayecto es de 50 minutos, según la temporada la frecuencia de salida puede llegar hasta de 6 vuelos diarios desde San José.

Como esta es la forma más onerosa (los pasajes parten de 150 US según temporada) también se puede llegar por vía terrestre, existe un servicio diario de bus desde San José (Barrio México) hasta Puerto Jiménez, que sale a las 8AM y 12:00 del día. El viaje en bus tomará aproximadamente 9 horas, y cuesta alrededor de $11 USD por persona.

Luego de un vuelo sin contratiempos, me transporté a un mundo paralelo donde la naturaleza exuberante y los cielos azules te dan la bienvenida. Ojo que hace más calor que en San José y que en otras regiones de Costa Rica, así que además de un buen sombrero, recomiendo llevar una sombrilla o esas carpas especiales para la playa.

Respecto a las costas de Jiménez éstas son distintas a las postales de arena blanca y mar turquesa ya que debido a su pasado volcánico y la presencia de basalto el paisaje es rocoso y de arena oscura. Pero no nos engañemos por la apariencia ya que podemos disfrutar de kilómetros de lugares para tomar sol, bañarnos en el mar calmo y caliente gozando de mucha privacidad pues los vecinos más próximos estarán a metros de distancia.

Bienvenida a la selva

Retomando el tema del entorno, Puerto Jiménez está en la mitad de la península de Osa, donde se encuentra el Parque nacional Corcovado, área protegida más grande de Costa Rica y que, según la organización internacional National Geographic es “el área biológicamente activa más intensa del mundo”.

Todo es tan virgen y alejado del turismo masivo que uno se siente afortunado de ser parte de esta naturaleza indómita donde se puede encontrar aquella fauna que habitualmente vive en zoológicos encerrados en jaulas, fácilmente puedes toparte con algún perezoso durmiendo en un árbol durante el camino, ver bandadas de lapas rojas (guacamayo rojo centroamericano) volando sobre la cabeza y escuchar, como una perfecta banda sonora, los cantos de los monos aulladores durante la mañana.

Como comentaba anteriormente, panoramas hay por montones, y, como periodista de profesión pero glotona de corazón, mi primera parada fue visitar una hacienda de cacao.

El Rancho Raíces es una finca familiar cuyo Patriarca Germán Quiroz ha dedicado su vida a la agricultura utilizando técnicas ancestrales de permacultura, la mayor cantidad de hectáreas de la finca es utilizada en el cultivo del cacao, en donde podemos encontrar hasta 40 variedades de éste.

La dinastía del cacao de la familia Quiroz ya abarca cuatro generaciones y don Germán junto a sus hijos Glenda, Josué y Jafet lo seguirán perpetuando ya que los nietos trabajan para aprender su tradicional legado.

El proceso artesanal es lento y cuidadoso, se utilizan las corazas del fruto y los fermentan utilizando un sistema 6 x 6, o sea cada 6 días las agitan por 6 horas, luego de este proceso las dejan secar al sol. El siguiente paso es el tueste y molienda, la cual se hace a mano con una prensa, totalmente artesanal. La familia produce entre 30 y 50 kilos por mes las cuales se venden a los hoteles aledaños y turistas ya sea en barra, chispas y bombones.

La joya oculta: pesca deportiva

Puerto Jiménez cuenta con las bendiciones del Golfo Dulce para los amantes de la pesca deportiva, ensenada que alberga a uno de los pocos fiordos tropicales del mundo. Como inexperta en esta disciplina, me aventuré a vivir una experiencia de pesca Catch and reléase – captura y suelta, en español-

Me embarqué muy temprano en el “Jail House Croc”, embarcación a cargo del capitán Deiner quien junto con Alex, marinero responsable de explicarme el equipamiento – y mantener mis ojos lejos de los anzuelos- me recibieron con todo el entusiasmo para hacer de mi primera experiencia de pesca una aventura inolvidable.

Bajo un cielo despejado y mar calmo nos adentramos a 10 millas frente a las costas de Matapalo a una profundidad de 98 pies, la primera parada fue sacar los peces que sirven de carnada como sardinas, bonitos y ojones. Durante temporada alta (diciembre – febrero) hay un alto tráfico de botes con turistas ya que hay salidas diarias.

La pesca deportiva está bastante reglamentada para proteger los ricos mares de la región. Cada embarcación sólo puede llevarse 5 piezas, los más usuales son pargos, pampanos, macarelas y barracudas. Respecto al tema de soltar, Alex me explica que lo principal es no hacerle daño al pez con el anzuelo “normalmente el pez gallo se libera 100% al igual que el cubera. “Hay ocasiones que el pez pelea mucho y se traga el anzuelo y tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir, entonces se lleva para aprovecharlo”, explica.

Experimentando la “suerte del principiante” atrapé a un hermoso pampano que devolví al mar dándole las gracias por la maravillosa experiencia. Así se me pasaron volando las horas entre anzuelos, carnadas y hermosos parajes. Ahora entiendo a aquellos que son fanáticos y que recorren diferentes partes del mundo para vivir una buena jornada de pesca

Pero me di cuenta que soy una “marinera de agua dulce” y me desenvuelvo mejor en tierra firme. No hay nada mejor que terminar el día con un delicioso café en alguna de las pintorescas “soditas” y planear cuál será mi próxima parada aquí en Costa Rica, donde se aprende que “Mae” es el sinónimo de hombre, mujer, amigo o persona, “zaguate” es el perro callejero, “alistarse” es una acción previa antes de ir a cualquier parte y “Pura Vida” no es sólo una frase sino un estilo de vida.

Acerca del Autor /

Periodista, cronista y viajera que busca perfeccionarse en el arte de contar historias que logren dar sentido a peregrinar por este mundo tan extenso, diverso y sorprendente. Síguela en IG @arriagada_caro

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