Ruta costera de Puerto Montt a Calbuco, una ventana al amanecer de la Patagonia Chilena
Una excelente alternativa bordeando el mar es aquella que ofrecen las rutas V-805 y V-815, donde podrás encontrar una amplia oferta gastronómica de productos del mar, lindas y pequeñas playas y pintorescas caletas de pescadores.
Para aquellos que sueñan con hacer un viaje por una ruta costera verde, salvaje y zigzagueante, con zonas llenas de roqueríos donde rompen las olas del bravo mar, la carretera junto al océano que inicia en Puerto Montt (Angelmó) y culmina en Calbuco, es una de las mejores alternativas, sobre todo si deseas considerar una alternativa a la atochada Ruta 5 Sur. Y es que el camino con vista al Pacífico que ofrecen las rutas V-805 y V-815, es una verdadera ventana hacia los inicios de la Patagonia Chilena por el norte, donde la tierra firma da paso a archipiélagos y fiordos.
Para inciar este viaje salimos desde Angelmó, en lo que es un primer tramo altamente congestionado de vehículos debido al continuo paso de buses y caminiones hacia Chinquihue y sectores industriales. Como turistas, es indudable que buscamos en este sector lo mejor de la gastronomía marina, algo que ofrecen restaurantes especializados en gastronomía marina tales como Stop y Kiel, el hotel Versailles Suites en Chinquihue, y Sabor Argentino en Ilque, entre otros.
Consigue tu guía de viajes Turismo Sobre Ruedas ¡Aquí!
En frente del camino podemos ver la isla de Tenglo, la más septentrional del seno de Reloncaví y que es reconocible por su enorme cruz blanca en la cima de uno de sus cerros. La isla posee algunos caseríos con servicios básicos, y cuenta con conexiones con el continente a través de lanchas que navegan a diario.
De regreso en el continente, esta primera parte del trayecto tiene algunas playas hermosas, tal como la de Chinquihue, un balneario de aguas calmas y piedrecillas cuyo atractivo principal lo constituye la pequeña isla de Los Curas, a la cual se puede cruzar a pie cuando la marea está baja. Frente a la playa hay comercio, restaurantes y cabañas. A medida que se sigue recorriendo el borde costero junto al Canal Tenglo, aparecen algunos hoteles, cabañas y domos, especialmente en Punta Panitao.
De la ruta costera a la isla Maillén
Pasado este punto y cercano al cruce de las rutas V-805 y V-815, aparece sobre el Seno de Reloncaví la isla Maillén, la cual está habitada y se puede visitar contratando paseos desde Angelmó que duran 45 minutos o desde una barcaza subsidiada para personas y vehículos, desde Chinquihue. Durante el recorrido tendrás la posibilidad de observar las marinas y palafitos de caleta Anahuac, isla Tenglo, además de ver algunos volcanes como el Osorno, Yates, Puntiagudo, Calbuco.
Una vez en la isla, un camino de 14,5 kilómetros de extensión lo rodea. Sus poco más de mil habitantes se dedican al cultivo de verduras, papas y hortalizas, la pesca artesanal, la artesanía en lana y el turismo gastronómico. El típico curanto al hoyo, junto a las fiestas religiosas, atraen a turistas y lugareños de otras islas y desde Puerto Montt.
De regreso en la V-815 rumbo a Calbuco, el camino presenta algunos sectores pesqueros prácticamente despoblados, y playas de piedras y arena gruesa. Un poco más adelante está el cruce Huelmo, donde se termina el asfalto y donde aparecen algunas playas pintorescas. Más adelante se llega a un sector conocido como lagos Siete Islas, un conjunto de lagos navegables en kayak que forman un bello humedal.
Calbuco y su archipiélago
Cuando finalmente se llega a la localidad de Calbuco, su mercado brinda la oportunidad de comprar pescados y mariscos, productos típicos como luche, piures secos, navajuelas a granel, huevos, quesos, miel, verduras y papas chilotas
En frente de sus costas se forma un conjunto de 14 islas ubicadas algunas de ellas a corta distancia entre sí. Se trata del archipiélago de Calbuco, cuyas islas poseen atractivos turísticosy culturales de gran valor, representado por sus paisajes y cultura insular, brindando una forma especial de vida. Las más grandes son Puluqui y Huar, conocidas por la calidad de sus tierras, la crianza de ovinos y, por supuesto, la pesca artesanal. Las más pequeña son las inhabitadas Lagartija o Kaikué, que alberga una colonia de pingüinos magallánicos, y Helvecia, una isla dominada por un longevo bosque de arrayanes que es el segundo más grande de América. Los lugareños ofrecen paseos en bote.
En lo gastronómico en todas las islas habitadas se realizan exquisitos curantos en hoyo y pulmay. Tabón es alabada por sus deliciosas papas y Quihua por sus ostras negras y la calidad de sus quesos.