Felipe Sandoval, actual presidente de Salmonchile, y exsubsecretario de Pesca.
A través de un comunicado de prensa la Asociación de la Industria del Salmón de Chile, SalmonChile AG niega cualquier relación entre la marea roja y el vertimiento de salmones en alta mar y culpan al fenómeno de El Niño como el causante de la floración algal que tiene a la pesca artesanal en Chiloé en una de sus peores crisis económica y en un conflicto con el Gobierno. La nota, firmada por el presidente de la Asociación, Felipe Sandoval, manifiesta «que es de público conocimiento que la costa de Chiloé se ha visto impactada por fuertes brotes de algas nocivas; primero fue el bloom que afectó a los salmones y ahora la marea roja que afecta a los mariscos, impidiendo su consumo, lo que daña directamente la labor diaria de cientos de pescadores de la zona. A este respecto, debemos ser enfáticos en señalar que esta situación no está vinculada al vertimiento de salmones muertos en alta mar».
Los representantes de la agrupación empresarial, argumentan que tanto «el Colegio de Biólogos Marinos y otros expertos han sido categóricos al afirmar que la floración de las algas que producen la marea roja».
Los representantes de la agrupación empresarial, argumentan que tanto «el Colegio de Biólogos Marinos y otros expertos han sido categóricos al afirmar que la floración de las algas que producen la marea roja -presente hace décadas en la zona- se debe al fenómeno de El Niño». Enfatiza que los fenómenos naturales extremos están siendo cada vez más comunes en el mundo y a lo largo de toda la costa del Océano Pacífico, de Alaska a Chile, se observa un fuerte florecimiento de algas nocivas. «En la costa de Chile, durante los últimos 12 meses hemos visto múltiples fenómenos: varazones masivas de anchovetas en Antofagasta y de sardinas en la Araucanía y Los Ríos; mortandad de ballenas en el extremo austral; presencia inusual de fragata portuguesa en la zona central, entre otros», afirman.
En el comunicado además se informa que el vertimiento de salmones al mar se cumplieron con estricto apego a las normas locales e internacionales, y con la autorización y supervisión de instituciones y servicios del Estado y detalllan que de un total de 39 mil toneladas de salmón muertos por el bloom de algas, que 35 mil fueron procesadas como harina de pescado y/o destinadas a vertederos terrestres. Y que «si bien la autorización de vertimiento en el mar era para 9 mil toneladas, hicimos un gran esfuerzo para verter la menor cantidad posible: 4 mil toneladas. Es decir, sólo se vertió mar adentro un 10% de los salmones afectados». También se especifica que el vertimiento «se hizo a 130 kilómetros de la costa, en un lugar expresamente indicado por la autoridad y en una zona con corrientes que se alejan del continente».