Taltal, un museo a cielo abierto
Taltal es un museo a cielo abierto en todo el sentido de la palabra. Se aprecia desde la arquitectura de la ciudad, a los cielos nocturnos de su cordillera costera, hogar de uno de los observatorios astronómicos más grandes e importantes del mundo, y donde está en construcción uno aún más grande.
Taltal tiene pasado minero, pero su futuro está vinculado al turismo de intereses especiales, a la ciencia y a la explotación sustentable de sus recursos naturales. Tierra de changos, hombres de mar y uno de los pueblos mineros más antiguos de América, la comuna de Taltal es reconocida como un territorio de alto valor arqueológico, y gracias a su clima privilegiado, también se distingue por tener excelentes playas y pintorescas caletas convertidas en concurridos balnearios en los meses de verano.
El desierto, el mar… y el cielo, no dejan de dar frutos a los poco más de 13 mil habitantes de esta comuna ubicada al sur de la Región de Antofagasta, en el límite con la Región de Atacama, adornada por el Parque Nacional Pan de Azúcar, donde hoy emerge la agricultura olívica, la pesca sustentable y el astroturismo.
Así es la carta de presentación de este sorprendente destino turístico emergente del Norte Grande. Tiene de todo para unas buenas vacaciones. Parece lejos y distante, pero está a solo dos horas y media de Antofagasta, por un bella ruta que mezcla desierto y costa. Vale la pena, y si no está seguro, pase y mire:
EL CIELO.
En la cumbre del cerro Paranal, a 115 kilómetros al noreste de Taltal y a 2 600 metros de altura, las nubes no llegan. Se convierten en un mar de nubes que se puede ver desde la plataforma del observatorio Paranal, uno de los más grandes e importantes del mundo, construido en la década de los 90 por la agencia espacial ESO (European Sourthen Observatory).
El viaje a Paranal desde Taltal demora poco más de una hora y media en transfer o en auto propio, previa reserva. El observatorio científico permite el acceso a turistas de manera limitada. La mejor forma es hacerlo a través de agencias locales, pero también se pueden solicitar visitas desde el sitio web de ESO.
El lugar emociona. Más que por sus dimensiones por su proeza humana. En esta zona, la cordillera de la Costa alcanza alturas superiores a los 2 000 metros y en una de sus cumbres más altas, el Paranal, la agencia espacial europea instaló un observatorio conocido por el mundo científico como Very Large Telescope (VLT), infraestructura que permite “ver la creación del universo”, dice Hernán Julio, periodista especializado en astronomía y jefe de visitas de Paranal, a los privilegiados turistas que pueden ver las entrañas de esta colosal obra humana. “Es tanta su precisión que el telescopio podría ver un auto estacionado en la Luna”, dice Julio para demostrar la nitidez lograda por estos cuatro telescopios de 8,2 metros de diámetro y 35 metros de altura cada uno, que en rigor están siempre apuntando al pasado y su utilidad está puesta en investigaciones relacionadas con la creación del universo, la materia oscura, exoplanetas, sistemas solares y, lo más apetecido por los mortales turistas: descubrir planetas que tengan condiciones similares a la Tierra.
El viaje a Paranal desde Taltal demora poco más de una hora y media en transfer o en auto propio, previa reserva. El observatorio científico permite el acceso a turistas de manera limitada.
Paranal es considerado el observatorio astronómico de luz visible más avanzado del mundo y es, hasta el momento, el buque insignia de la astronomía terrestre europea de nuestra era. Durante nuestra visita la suerte nos acompañó y pudimos conocer la sala de control donde trabajan los astrónomos que interpretan los datos de los telescopios y realizan sus investigaciones. No siempre es posible este tipo de visitas. Sigilosamente miramos sus computadores, pero nada especial ante nuestros ojos. Ningún platillo volador, ni marciano emergía desde sus monitores. Tampoco imágenes del espacio, planetas o agujeros negros. Solo datos, curvas y gráficos incodificables. La ciencia suele ser menos glamorosa que como se las muestra en el cine. Y eso aquí, en Paranal, lo saben por experiencia propia. En 2008, las modernas instalaciones hoteleras del complejo sirvieron como locación fílmica de la película de James Bond, Quantum of Solace. El complejo hotelero no es visible a simple vista, debido a que la construcción está emplazada en una zanja para evitar que las luces del recinto generen cualquier tipo de contaminación lumínica. La arquitectura vanguardista han sido premiada y tanto el hotel, como sus salones y restoranes, pueden ser visitados por exclusivos turistas, periodistas, autoridades y científicos. Tiene 120 habitaciones, además de comedores, piscinas y un gimnasio.
En 2008, las modernas instalaciones hoteleras del complejo sirvieron como locación fílmica de la película de James Bond, Quantum of Solace.
Importante: Paranal no estará solo, en el cerro Armazones, ubicado a unos 20 kilómetros al este del cerro Paranal, actualmente se construye el Extremely Large Telescope (ELT), el nuevo telescopio de ESO, que iniciará sus operaciones durante esta década. En su cumbre ya se ubica el observatorio astronómico Cerro Armazones, un proyecto del Instituto de Astronomía de la Universidad Católica del Norte y el Instituto de Astronomía de la Universidad de Bochum de Alemania, que cuenta con la colaboración de importantes empresas e instituciones, como la propia ESO y CONICYT.
EL MAR.
Taltal cuenta con un atractivo borde costero, en buen estado de conservación y con balnearios bien considerados por la mezcla de playas de aguas cristalinas y arenas blancas, clima agradable y actividades propias de caletas de pescadores como Cifuncho y Paposo.
Cifuncho, ubicada a 32 kilómetros al sur de Taltal, es una de las playas más visitadas en verano porque cuenta con condiciones inmejorables para el baño, ya que está ubicada en una hermosa bahía abrigada y de poco oleaje. Su pequeña caleta de pescadores ofrece una incipiente oferta de restoranes y venta de productos del mar, tales como erizos, congrio, corvina y loco. En invierno este balneario sufre un notorio contraste y solo es visitado por viajeros que buscan pasar el día en soledad, después de explorar los atractivos del desierto costero, como la Quebrada El Médano, La Reserva de Paposo y por supuesto Taltal.
Cifuncho, ubicada a 32 kilómetros al sur de Taltal, es una de las playas más visitadas en verano porque cuenta con condiciones inmejorables para el baño, ya que está ubicada en una hermosa bahía abrigada y de poco oleaje.
La agencia Kamanchaka ofrece variados programas turísticos que incluyen recorridos donde se admira el paisaje frondoso del farellón costero de Taltal, hasta llegar al Mirador de Paposo. “Durante el viaje hay que detenerse a cada rato para ver la vegetación endémica, los cactus, las flores y fotografiarlas”, dice Diego Cortés, gestor cultural y director de la agencia, quien también realiza circuitos hacia el sur del centro urbano, que presenta paisajes más árido que la costa norte, pero lleno de colores. “En este recorrido los turistas pueden conocer aspectos relevantes de la naturaleza y cultura taltalina, como la formación geológica, pinturas rupestres, aldea prehispánica, vegetación endémica, historias populares y playas paradisiacas”, nos asegura Diego.
Gracias a su abundante variedad de productos del mar, Taltal ofrece una reconocida cocina marina con propuestas culinarias innovadoras y sustentables.
Gracias a su abundante variedad de productos del mar, Taltal ofrece una reconocida cocina marina con propuestas culinarias innovadoras y sustentables. “Del mar a su paladar”, dicen en el austero restorán Marea Alta, ubicado frente a la plaza, y en donde el congrio y los locos mayo son los platos más populares. Otras de las buenas playas de Taltal son Las Tórtolas y Piedra Guacha, poco visitadas por los turistas, pero considerado por los locales como uno de los parajes más bellos de la comuna.
EL DESIERTO.
La comuna de Taltal históricamente se ha desarrollado acoplada a la actividad minera y al desierto de Atacama, que regala postales y paisaje únicos y sorprendentes como el Parque Nacional Pan de Azúcar, en un vasto territorio compartido entre la comuna de Taltal y la comuna de Chañaral, perteneciente a la Región de Atacama.
En términos de flora, el parque destaca por sus hermoso bosques cactáceos, adornados de bellas flores y con presencia de fauna marina. Cuenta con cuatro senderos principales pudiéndose practicar una serie de actividades outdoor, tanto marítimas como terrestres. Pero no es el único lugar donde el desierto deja ver su magnificencia. Otros de los rincones de rica biodiversidad son el Cerro Perales, El Hueso, Las Tipias, Bandurrias, Palo Varado, San Ramón, Cachinales, Los Bronces, entre otros lugares que se pueden recorrer en trekkings junto a operadores locales.
En la Quebrada El Médano, los turistas más avezados pueden experimentar la energía de un santuario indígena de trascendencia cultural y gran importancia científica.
En su extremo norte, en la Quebrada El Médano, los turistas más avezados pueden experimentar la energía de un santuario indígena de trascendencia cultural y gran importancia científica. Ofrecida como la Ruta de los Changos, la agencia Kamachaka permite conocer un centro de “arte ancestral” conformado por múltiples pinturas rupestres de oxido de hierro con forma de cetáceos, peces, tortugas, lobos de mar, camélidos en llamativas escenas de pesca y caza colectiva. El valle de Copiapoas es otro de los atractivos naturales imperdibles sobre todo para los amantes del astroturismo. En este surrealista jardín xerófito del desierto costero de Taltal, la empresa Kamanchaka ofrece tour astronómicos a ojos desnudos para ver las maravillas del universo, tal como la observaban sus antiguos habitantes.
El parque Nacional Pan de Azúcar destaca por sus hermoso «bosques cactáceos», adornados de bellas flores y con presencia de fauna marina.
Las observaciones nocturnas al cielo también se pueden realizar desde predios agrícolas como el de Silvana González, que ofrece tours guiados en su parcela de olivos ubicada en el sector Agrícola de Los Loros, actividad que mezcla con catas de aceite y venta de subproductos como aceites de oliva, aceitunas e infusiones. “A pesar de las escasez hídrica, desde hace mas de 15 años la agricultura olivícola ha ido en crecimiento”, nos dice Silvana, que cultiva sus aceitunas con múltiples propósitos: para producir aceite, para la mesa y para infusiones “que sirven para bajar la presión y el colesterol”, asegura. Los restos de la poda se ocupan en la elaboración de artesanía y el entorno crea una perfecta escenografía para ver los cielos. “Pueden visitarnos todos los meses del año y dependiendo del mes podrán apreciar los diferentes paisajes astrales y las etapas del olivo”, asegura esta guía local que promueve la Ruta del Olivo en Taltal, y extiende la invitación para la temporada de cosecha que comienza los primeros días de marzo. En general, los productores olivícolas de Taltal se enfocan en la calidad y no a la masividad, hay emprendimientos que trabaja 100% con energía limpia, como el de Silvana que opera con paneles solares.
Las observaciones nocturnas al cielo también se pueden realizar desde predios agrícolas y parcelas de olivos, donde se mezcla el aceite de oliva, las observaciones a las estrellas y el turismo rural.
Este articulo contó con el patrocinio de Sernatur Antofagasta. Fotografías: Agencia Kamanchaka Ecotour, Observatorio Paranal, Agencia Redes y Vientosur Comunicaciones.