Guía del turismo cultural en Chile
Chile está lejos de ser un destino relevante dentro del escenario mundial del turismo cultural, sin embargo, a pesar de nuestras limitaciones, este tipo de turismo crece con fuerza en nuestro territorio; según cifras oficiales el 40 % de los turistas internacionales que visitaron Chile declaró que en parte importante su visita estuvo motivada por conocer nuestros atractivos culturales.
Pero no solo los extranjeros se interesan por conocer el Chile más profundo, los chilenos estamos cada vez más interesados en conocer más sobre nuestro país, sobre sus expresiones culturales y su patrimonio. El Día del Patrimonio Cultural, la abundancia de programas y secciones televisivas relacionadas con las costumbres locales, al mismo tiempo que diversas organizaciones públicas, privadas y ciudadanas están trabajando —en barrios, ciudades y localidades— para acercar la cultura popular a los turistas, son ejemplos de esta tendencia, que representa en muchos casos una oportunidad para el desarrollo de comunas y localidades que hoy no cuentan con una oferta turística consolidada, pero sí disponen de un potencial para ofrecer a sus visitantes experiencias turístico-culturales significativas.
La gastronomía y la cocina popular; las festividades y rituales; las tradiciones y expresiones orales; la música y las artes escénicas; la artesanía y las artes visuales; los conocimientos y usos locales: la arquitectura distintiva de un lugar y los sitios arqueológicos, entre tantos otros, son elementos cada vez más atractivos para el común de los turistas y viajeros que ven en nuestro país una diversidad atractiva, desafiante y convocante.
Junto con reducir la estacionalidad y aumentar el gasto de los turistas nacionales y extranjeros, uno de los desafíos del turismo cultural en Chile debe estar puesto en promover la visita de los “turistas de sol y playa” a localidades cercanas menos masiva. Es decir que un mismo turista pueden asumir en diferentes momentos de su viaje distintas experiencias. De esta manera, avanzar en una articulación virtuosa entre el turismo y la cultura parece necesario y urgente.
Pasado glorioso
Iquique – Salitreras
Iquique es una de las ciudades con mayor atractivo histórico del norte de Chile. Presenta una serie de rutas patrimoniales cuyos hitos más destacados son el Mercado Centenario, el Teatro Municipal (1889), el Casino Español (1903), el palacio Astoreca (1904) y el boulevard Baquedano, cuyas casas de pino oregón fueron construidas entre 1880 y 1920. El circuito conocido como “El descanso de los héroes” permite conocer varios atractivos históricos relacionados con la Guerra del Pacífico, como la Ex Aduana (1871), que representa el primer edificio que recibe de manera provisoria a los oficiales chilenos caídos en el combate naval de Iquique, y el Museo Naval que exhibe reliquias históricas. A menos de 50 km hacia el sur de Iquique están las oficinas salitreras Humberstone y Santa Laura, reconocidas en 2005 como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Museos, iglesias y piratas
Coquimbo – La Serena
Coquimbo y La Serena no solo son sinónimos de playas, también esconden un extenso pasado patrimonial potenciado por la historia de ambas ciudades. La Serena es la segunda ciudad más antigua del país y es reconocida por su legado arquitectónico que dejaron las principales órdenes religiosas. Su Zona Típica fue declarada Monumento Nacional en 1981, e incluye 17 monumentos nacionales entre casas y edificios patrimoniales, palacios e iglesias construidas con piedra caliza.
Ciudad puerto y balneario, Coquimbo destaca por sus paseos en embarcaciones por la Bahía de La Herradura que recrea historias ligada a corsarios y piratas, su oferta gastronómica basada en productos marinos, la zona típica del pueblo de Guayacán, las caletas de pescadores, el bohemio Barrio Inglés y el centro cultural de la única mezquita de la región.
La joya del Pacífico
Valparaíso
El corazón patrimonial de Chile es Valparaíso, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Este puerto fue el más importante para el comercio internacional hasta la apertura del canal de Panamá. De esa época de esplendor económico se conservan –algunos en buen estado y otros en abandono total– importantes edificios de valiosa arquitectura, más los antiguos ascensores, que aún son medio de transporte para sus habitantes que viven en los cerros. Las pintorescas casas que parece que estuvieran colgando, los estrechos pasajes y escalinatas, coloridos murales callejeros, bares de marineros y cafés bohemios son las atracciones de este puerto, viejo y ajado, que con sus lindas vistas se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los viajeros.
Metrópoli cultural
Santiago
Reconocido por el sitio TripAdvisor como uno de los mejores destinos de América del Sur, Santiago es visita obligada para los amantes de la historia y el patrimonio. El sitio de viajes Matador Network, enumeró este año los 10 lugares que ningún turista debe perderse en Santiago. Dentro de estos incluyen a los barrios Bellavista, Lastarria, República y Concha y Toro, el Cementerio General y el Centro de Arte Alameda. El centro de Santiago es otro lugar histórico que merece una visita. La Moneda, la Plaza de Armas con sus edificios patrimoniales, la Catedral, los museos, los antiguos restaurantes, casas coloniales y hasta la residencia donde se declaró la Independencia son algunos de sus imperdibles atributos.
Tradiciones de Chile
Rancagua – Colchagua
Zona huasa por excelencia, campo y ciudad se entremezclan en la Región de O´higgins, donde la historia de Chile bulle entre sus fértiles tierras. Rancagua ofrece una riqueza histórica única, lo que la convierte en un sitio de interés para quienes gusten de la historia chilena. En tanto, el clima y las tierras del valle de Colchagua propician una de las tierras más apropiadas para la gestación de viñedos, siendo estos los que han dado el sello a nivel internacional a la zona. Otro gran atractivo es la ruta hacia el campamento minero de Sewell, la cual aparece como una de los destinos como mayor oportunidad de crecimiento al ser nombrada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2006.
Cultura ancestral viva
Imperial – Lago Budi
La zona costera de la Región de la Araucanía permite vivir una experiencia única de naturaleza, historia y prácticas ancestrales, donde el pueblo Mapuche Lafkenche conserva su cultura y tradiciones en torno al lago Budi, el lago salado más agrande del mundo cuyas aguas se unen con el océano Pacífico en el sector Boca Budi. Podrás vivir experiencias únicas junto a familias que organizan actividades como juegos, eventos culturales, cabalgatas y paseos en wampo (canoa mapuche). La experiencia de entrar al territorio lafkenche es maravillosa. A lo largo de la ruta se encuentran pequeñas localidades en las que podrás disfrutar de sabrosos platos con productos del mar y hermosas localidades como Nehuentúe, Carahue, Puerto Saavedra y Queule.
El legado de los colonos
Cuenca del lago Lanquihue
Las grandes ciudades de la Región de Los Lagos como Osorno, Puerto Varas y Puerto Montt y los pequeños poblados como Ensenada, Frutillar, Llanquihue y Puerto Octay conservan en muy buen estado el estilo arquitectónico del siglo XIX traído por los colonos alemanes a la zona. Uno de los circuitos mas recomendables es la ruta que bordea la cuenca del lago Llanquihue, la que se puede iniciar indistintamente en Puerto Montt o en Osorno. Orgullosos de su identidad sureña, los poblados aledaños al lago aún preservan ese característico patrimonio, representado en la arquitectura local y su gastronomía, donde las casonas de tejuelas, los kuchen y la cerveza artesanal son parte del entorno que conforma esta zona lacustre, cuyo epicentro es la pequeña ciudad de Frutillar, sede de las Semanas Musicales de Frutillar que desde 2012 se realizan en el espectacular Teatro del Lago.
Mágica expresión
Chiloé
La cultura chilota ha sido motivo de admiración creciente. Reconocido como el último bastión de la hispanidad, sus fortificaciones hispánicas (Lacuy, Ancud y Chacao), sus coloridas iglesias de madera, 16 de las cuales fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y sus emblemáticos palafitos (Dalcahue y Castro), son visitas obligadas para cualquier viajero interesado en conocer la cultura y la historia insular. El tradicional curanto, cocinado en un hoyo con piedras calientes, el cordero asado al palo y las coloridas papas chilotas son parte del patrimonio gastronómico de la isla. Si de museos se trata, Chiloé tiene pocos, pero buenos. Ente ellos: el Museo de Arte Moderno de Castro, el Museo Regional de Ancud y el Museo Histórico Etnográfico y Antropológico de Dalcahue.
Aristocracia patagónica
Punta Arenas
De tradición portuaria y ovina, esta puerta de entrada al continente antártico cautiva con su aire puro y sofisticada arquitectura europea, que la diferencia de otras ciudades chilenas. Entre sus principales atractivos, se encuentran el Museo Salesiano Mayorino Borgatello, el palacio Sara Braun y la residencia de José Braun Menéndez, el monumento al ovejero, con su caballo, su perro y ovejas; el cementerio local; el Instituto de la Patagonia; el Teatro Municipal; la plaza Muñoz Gamero y espléndidas obras que conservan su tradición, como el hotel Cabo de Hornos, edificios públicos y gerencias de empresas locales. A 57 kilómetros al sur está el Fuerte Bulnes, una antigua fortificación construida en 1843 para asegurar la soberanía de Chile. Actualmente, hay una réplica del fuerte que se puede recorrer con guías.