«Yo estuve bajo el volcán» Erupción Volcán Villarrica
Viaje al centro del peligro, en la morada del Pillán (Villarrica: en mapudungun, Ruka Pillañ, «casa del pillán»).
Artículo extraído de Revista Enfoque publicado en 2015
Narrado en primera voz, nos encontramos con el violento despertar de uno de los volcanes más activos y amenazantes del planeta, una mezcla ígnea de dios y demonio que se niega a descansar, y que cada cierto tiempo nos recuerda que la naturaleza aún es capaz de estremecer la tierra.
EL CAZAVOLCANES
Francisco Negroni
Premiado y reconocido a nivel mundial por su trabajo como fotógrafo de Naturaleza, Francisco Negroni ha desafiado más de una vez el peligro para registrar con maestría y acierto las últimas erupciones de los volcanes australes. Siempre atento, esta vez no fue la excepción, el Villarica le demostró lo pequeño y vulnerable que es el ser humano ante los fenómenos de la naturaleza.
«Lunes 2 de marzo, son las 14:35h y por fin ya comienzo a circular por la ruta 5 desde Puerto Montt con rumbo a Pucón. El Sernageomin ha subido la alerta del volcán Villarrica de amarilla a naranja. La erupción es inminente. Avanzo por la carretera siguiendo las noticias en twitter, mientras voy repasando mentalmente mi equipo: cámaras, trípodes, lentes, baterías. Claro, algo se me olvida, la conexión a internet… En una eventual erupción tendría que valerme con el poco y nada de internet de mi celular para despachar. Esos son los momentos donde te odias.
A las 19:00h ya estoy en Pucón, subiendo por el camino al centro de Ski, donde tengo unos apostaderos elegidos en mis viajes previos. Me sorprende la gran cantidad de turistas y curiosos que deambulan por el sector. Dos kilómetros más arriba, Carabineros les prohíbe el paso.
Entre risas de niños y gente obturando a la mas mínima fumarola, me preparé para cualquier cosa. Al correr las horas comencé a quedarme solo, en una tensa calma y silencio.
Antes de las 03.00h decido bajar a Pucón por un café, y mientras volvía diviso las primeras salpicadas de lava en lo alto del volcán. ‘Esto se pone bueno’, me dije, y poco después de llegar a mi apostadero se produce una gigantesca subida de lava. Empiezo a obturar, pero rápidamente me doy cuenta de que mi lugar no es seguro y estoy expuesto al peligro. En ese momento el miedo me invade y lanzo todo el equipo al auto mientras se escucha vehículos bajando a toda velocidad.
Llego a las zonas bajas de Pucón y me encuentro con el caos. Gente que corre por la calle, pequeños accidentes v ehiculares, ruidos de sirenas, de balizas, de altoparlantes, de bocinazos. La congestión me lleva a un taco. Me meto a una calle lateral, busco un encuadre y reinicio las tomas en un lugar seguro. En el momento que enciendo mi computador para iniciar el despacho de las primeras fotografías, silencio absoluto. Ya no hay erupciones, solo humo, algunos trazos rojos en las laderas del volcán. Se acabó todo, pienso.
Resultado: muchas fotos malas, movidas y desenfocadas. Algunos buenos aciertos, pero poco material. Mucha adrenalina y cuatro días más esperan do que el volcán vuelva a rugir. Ya en casa solo pienso en qué momento volver, con nueva experiencia y quizás más cauto.
Según Sernageomin el cráter hoy está semiobstruido, y creo no equivocarme en que muy pronto el volcán comenzará de nuevo otro ciclo eruptivo, quizás para terminar este que quedó inconcluso.»
Francisco Negroni: tiene una amplia trayectoria como fotógrafo profesional colaborando para diferentes medios escritos y agencias de noticias a nivel nacional e internacional. Ha sido galardonado en importantes concursos internacionales de fotografía. En 2012 obtuvo el primer lugar en el Concurso FotoCam Internacional de España y en 2014 fue ganador del Wildlife Photographer, en la categoría Medio Ambiente. En 2013 fue finalista en el prestigioso concurso Memorial María Luisa de Oviedo, España, y ese mismo año se destaca entre las mejores fotografías de la National Geographic Traveler. Actualmente trabaja como free lance y vive en Puerto Vara