Ajiaco chileno… rico, rico!
La gastronomía es el mayor sello identificativo de una cultura. No en vano, conservamos como preciados tesoros los legados culinarios transmitidos del pasado al tiempo que a partir de ellos tratamos de adaptarlos al presente para preservarlos en la posteridad.
La gastronomía chilena está plagada de platos populares fácilmente reconocibles por el sabor de los caldos y las cazuelas. En esta ocasión, traemos una alternativa ideal para los días fríos de invierno, pero también para días más soleados, el ajiaco chileno, un plato reponedor, nutritivo y muy fácil de cocinar.
Receta típica de ajiaco fácil y rápida:
El ajiaco es un caldo fácil de preparar que permite aprovechar la compra semanal de supermercados y ocupar las carnes y verduras que aun quedan en la despensa. Para unas 6 raciones se necesitan:
● 450 gramos de carne asada
● 7 papas
● Una cabeza de ajo
● Una cucharadita de ají en polvo
● Una cucharada de orégano
● 2 cucharadas de aceite
● 2 hojas de laurel
● Sal y pimienta al gusto
● Agua hasta cubrir los ingredientes
El ajiaco chileno, un plato reponedor, nutritivo y muy fácil de cocinar.
Preparación:
1. Primero de todo habrá que desmenuzar bien la carne. Es posible utilizar solo carne o aprovechar un combinado con embutidos como el chorizo que sobró del asado. Si la carne ya estaba preparada del día anterior se reserva, si está cruda todavía, deberá dorarse con un poco de aceite preferiblemente neutro para que no disfrace el sabor.
2. Cortar las papas a la juliana y sofreírlas junto con el ajo, el apio picado, el ají, el orégano y el laurel. De querer una mayor consistencia final es posible añadir dos cubos de caldo de carne bien desmenuzados. Cuando la mezcla esté bien sofrita y ablandada, añadir pimienta a gusto.
3. Añadir la carne y cubrir con agua. Añadir sal al gusto y dejar que hierva hasta que la mezcla se haya reducido. En función de si la mezcla queda espesa, rectificar añadir algo más de agua previamente calentada para no demorar la cocción.
4. Una vez listo, se emplata. Puede servirse tal cual o añadirle perejil o cilantro picado en función del gusto. O incluso también un huevo cuajado para aumentar la proteína. Lo bueno de este plato es que da para muchos comensales y dura bastante en el refrigerador, pudiéndose maridar con vino rosado y tinto.
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