Hegra, «La Petra Saudí» que se abre al mundo

En medio de un entorno espectacular de desierto y rocas de arenisca en la región de AlUla, al noroeste de Arabia Saudita, exploramos un sitio arqueológico que destaca por sus enormes tumbas construidas por comunidades nabateas hace miles de años. AlUla fue además una importante ruta comercial de inciensos, entre otras mercancías.

Son las 8 de la mañana, pero el termómetro marca los 40 grados de temperatura en AlUla, al noroeste de Arabia Saudita. Estamos alojando en Habitas Resort en medio de un paisaje sobrecogedor de desierto y gigantes rocas de arenisca. Se trata de un sitio encantador y de lujo que cuenta con 96 villas totalmente equipadas en medio del desierto saudí en la región de AlUla (noroeste) y allí disfrutamos de un contundente desayuno en el restaurante junto a una Infinity Pool que no hace más que entregar una cuota de confort a este sitio.

Se nos comenta que en el lugar al que iremos prácticamente no hay sombra y que el sol directo es capaz de freír un huevo en minutos. Contar con abundante agua, protector solar y gorro asoma como obligatorio bajo esas circustancias. Desde el hotel son menos de 10 kilómetros hasta Hegra, nuestro destino y el highlight de este viaje. Una verdadera joya al aire libre que nos hace recordar las aventuras de Laurence de Arabia. Se le conoce como Mada´in Saleh o como la Petra de Arabia Saudita, y fue el primer sitio histórico en este país en ser declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2008, una década antes de que Arabia Saudita permitiera el ingreso de turistas a su territorio. Al llegar nos enteraremos el por qué del apodo de Hegra y su comparación con el famoso sitio turístico de la actual Jordania.

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HEGRA, LA CAPITAL NABATEA

AlUla fue desde mediados del Siglo I antes de Cristo y principios del Siglo II después de Cristo una concurrida ruta comercial. Para entonces, las comunidades nabateas, dadanitas, lihyanitas y otomamas comercializaban incienso y valiosas especias y mercancías entre la península arábica y Mesopotamia, aunque muchas de ellas también eran transportadas en barco desde los puertos. Los impuestos recaudados eran utilizados por los nabateos para tener los recursos económicos suficientes para hacer prosperar sus ciudades, siendo Hegra la principal.

Los nabateos se hicieron ricos «vendiendo humo», gracias a sus habilidades para comercializar inciensos.

Los nabateos eran árabes paganos, y fue allí donde formaron su capital (168 a.C.), al sur de Petra. Fueron hábiles trabajadores de los recursos naturales, en especial el agua. En esta tierra árida, los nabateos lograban conseguir reservas en napas subterráneas, y al mismo tiempo se aprovechaban de las escasas lluvias para transportar esa agua a través de canales. Tal fue su reputación por aquello, que diversas comunidades llegaban hasta Hegra para poder recibir apoyo y refugio. Su experticia en la materia explica bien su nombre: “Nabataean”, que se relaciona con la palabra árabe Nabatu, que significa “agua que brota del pozo”.

En pleno apogeo de la ciudad, los nabateos decidieron no solo alzar viviendas, sino también tumbas para enterrar a sus muertos en un entorno total de 52 hectáreas. Hegra fue una gran necrópolis, y a diferencia de Petra, que fue escogida para construir tumbas para las familias de la realeza, en Hegra se decidió tener sepulcros para algunos gobernantes y familias de clase alta y media. Hoy, la antigua ciudad está bajo tierra y no es posible ver vestigios, pero las tumbas se mantienen en perfecto estado de conservación.

LA GRAN NECRÓPOLIS

A medida que recorremos Hegra, nos enteramos de que son 111 las tumbas monumentales en este lugar, repartidas entre distintas montañas, o como se les conoce en lengua nativa, Jabal. Cada tumba era capaz de enterrar los restos de más de 80 personas, y de acuerdo con el tamaño y decoración de cada una de ellas, es posible interpretar el estatus social de dichas personas. Del total de tumbas, tan solo 7 pertenecen a mujeres, y los obreros que estuvieron a cargo de su construcción demoraban entre 8 y 12 meses en terminarlas.

Muchas de las tumbas tienen un diseño interior en forma escalonado, pues se creía que de esta forma las almas podían ascender al cielo.

Jabal Al Ahmar es el primer lugar que visitamos en Hegra. Cuenta con 19 tumbas y se nos permite caminar en torno a la montaña de roca donde están localizadas. En seguida nos dirigimos al bus para continuar el recorrido hacia Qasr AlFarid, o “Tumba de Lihyan, hijo de Kuza”. Se trata de una enorme sepultura de 22 metros de altura que yace en una solitaria roca, y se dice que el trabajo nunca fue finalizado ni se enterró a nadie debido a algunos ataques por parte del Imperio Romano a la ciudad. Se nos explica también que, de haberse completado, se trataría de la fachada más grande de Hegra. Hoy, lo que podemos ver son hermosos detalles de la puerta en el exterior, como por ejemplo cuatro columnas nabateas en lugar de las dos que se utilizan tradicionalmente.

Constantemente fijamos la mirada hacia arriba debido a la magnificencia de aquellas puertas enormes talladas en roca, y sobre las cuales podemos observar algunas figuras humanas y de animales. Destacan algunas águilas, medusas, serpientes y esfinges. También decidimos mirar hacia los interiores de los sepulcros, que lucen vacíos, aunque sabemos que esos huecos ocultan valiosos restos arqueológicos. Tan solo es posible ingresar a una tumba en Hegra, que es la única que no tiene restos humanos en su interior.

Cuando los nabateos elegían una roca para convertirla en tumba, el trabajo consistía en esculpir la piedra de arriba hacia abajo y sin el apoyo de andamio. Solo eran utilizados cinceles, martillos y picos, por lo que sin duda era una labor encomiable.

Nos movemos en seguida hacia Jabal Al Banat, conocida como la montaña de las mujeres debido a que solo aquí se encuentran tumbas destinadas a ellas. Posee una vibra muy especial y es probablemente el sector más impresionante por cuanto existe una fachada principal con enormes puertas. La última parada la hacemos en Jabal Ithlib, en lo que el lugar más sagrado en Hegra para los nabateos. Posee una especie de pasaje natural entre dos murallas, en los que apenas llega el sol durante algunos minutos al día. No pudimos acceder, pero ese angosto camino conduce hacia una zona donde se hallan inscripciones, altares y santuarios.

Mirando de frente y a mano derecha, nos impresionamos con una roca que ha sido tallada de manera tal que se formó un espacio en forma de cubículo conocido como Diwan, de 8 metros de altura por 6 de ancho. El lugar fue alguna vez utilizado para rituales, banquetes e incluso discusiones de carácter político.

Observamos también algunas inscripciones talladas en la piedra en Jabal Ithlib. Son más de 100 en varios idiomas y de distintas eras. Algunos eran mensajes que dejaban los viajeros en lo que fue un lugar sagrado. Al finalizar el recorrido en este lugar, volvimos hacia el centro de visitantes que nos recibe con una tienda de souvenirs, exposiciones y baño. El Gobierno de Arabia Saudita está trabajando fuertemente en el plan Visión 2030, para cuando se espera este sitio histórico llamado Hegra reciba alrededor de 1 millón de turistas. Son múltiples los motivos para ver aquello de forma optimista.

ELEPHANT ROCK, UN ATARDECER DORADO

Cae la tarde en AlUla. El sol se duerme lentamente sobre el horizonte en el desierto de Arabia, mientras el cielo combina distintas tonalidades. Nosotros abordamos pronto el vehículo 4×4 que nos traslada desde el hotel hasta Jabal AlFil, la Roca del Elefante o Elephant Rock, y es que nos han dicho que aquí se ven algunos de los mejores atardecedes del país.

Al llegar podemos caminar por sobre una pasarela de madera que se extiende por varios metros encima de la arena, mientras que ponemos máxima atención en una roca de 52 metros de altura cuya forma se asemeja al cuerpo de un elefante y su enorme trompa. El recinto, tiene todo tipo de comodidades, como por ejemplo algunos cómodos sillones donde uno puede disfrutar de un jugo o algo para comer mientras anochece y Elephant Rock se ilumina con luces artificiales. También hay una cafetería desde donde suena algo de música que enciende el ambiente.

Elephant Rock ha sido moldeada por el viento y la lluvia durante miles de años, y en su parte superior la roca tiene varios orificios que hacen pensar a los expertos que alguna vez estuvo bajo el mar. Está hecha en roca de arenisca, al igual que todas las formaciones en esta zona, y el momento más recomendado para venir es durante el atardecer, cuando el elefante más famoso de AlUla adquiere una tonalidad dorada a medida que el sol despide la jornada.

Acerca del Autor /

Periodista especializado en turismo y viajes en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado para diversos medios de comunicación como cronista, y recientemente como productor del programa de televisión Destinos Inexplorados.

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